Después de 16 capítulos de enredar la madeja hasta el delirio, eso sí, con inteligencia y sentido del suspense, incluso con tópicos de novela policiaca como meter personajes hasta ahora desconocidos en el último minuto, llegó la intensa intriga del abogado amnésico Juan Elías (Francesc Granados) y toda la galería de personajes intrigantes que le rodeaban, en una intriga obsesiva que recuerda mucho a las de Roman Polanski.

Ha habido críticas y alabanzas al estilo de la intriga, de que si le sobraban capítulos, incluso ha habido burlas sobre la interpretación de las actrices Aída Folch y Eva Santolaria.

A la primera le han dicho que jamás se separaba de su abrigo, y a la segunda que caminaba siempre de un modo extraño, como si fuera Travolta en “Fiebre del Sábado Noche”.

Pero quien se llevó más alabanzas es Blanca Portillo en su implacable personaje de jueza que lucha por su familia, pero que sería capaz de matar o venderse al Diablo por ello. Con una economía gestual bien alta desde el principio. No tuvo tantas alabanzas Francesc Granados como Juan Elías, a quien reprochaban su inexpresividad y su manera de hablar, que parecía más preocupado en disimular su acento catalán que de poner voz de personaje intrigante y manipulador.

Pau Freixas, que ya había dirigido otras series de TV3 como “Pulseras rojas” y “Citas”, con tono más dramático o intimista, se pasaba al thriller policiaco y de intriga, con unos guiones que co-escribió con otros compañeros y que le llevaron un año de redacción.

Tuvo tiempo de dirigir la serie antes citada, “Citas”, que tuvo dos temporadas.

Ha sorprendido el final, alejado de los finales felices de que los "buenos" siempre ganan. Eso sería antes, aunque no nos guste. Los que tenemos unos años hemos visto que muchos “buenos” tienen más secretos sórdidos que dejarían a Hitler como a un monje franciscano.

Pero a lo que íbamos: al final, Eva Duran muere a manos de Elías, algo que en Internet ya algunos se olían, aunque la habilidad de los guionistas para distraer la atención nos hacía sospechar de la inocente Julieta, la hija menor de Elías, que al final, como en un culebrón, se sabe que es hija de otra persona. Y tenemos ese final, que algunos, irónicamente, comparan con “un anuncio de Casa Tarradellas”, con la familia reunida y con él y Alicia (Blanca Portillo) unidos pese a todas las sordideces que han cometido.

Aquí no podemos enumerar todos los personajes, situaciones y tramas unidas a la principal, pero Arnau Bataller ha sabido mantener la tensión con una banda sonora musical obsesiva, como en los mejores thrillers, que no se captaba desde la de Alexandre Desplat para “El escritor” de Polanski. Su tema principal tuvo muchas variantes.

Sorprendió el retrato implacable de los personajes, donde el que no era mezquino o manipulador era tonto o impulsivo. Hay varios del segundo grupo que al final acababan pagando las atrocidades del primero, y la galería de actores han aportado cada uno detalles. Pero más que la sobrina desaparecida, Ana Saura (Susana Abaitua), fuera mostrada como la “mala” fuera ella y que se mereciera su suerte.

El reparto, aparte los mencionados, incluyó a Àlex Monner (“Pulseras rojas”), Pepón Nieto (“Amar”), y en los últimos a Pere Arquillué (“La Riera”), de entre los cientos de ellos, por tener personajes de más carisma o fuerza. Pocos saben que iba a ser Lluís Homar quien sería Juan Elías, pero al final aceptó hacer la segunda temporada de “Bajo sospecha”.