Tras la publicación de la suculenta exclusiva en que María José Campanario y Jesulín de Ubrique anunciaban segundas nupcias -con la invitación a la ceremonia de la primogénita del diestro, Andrea Janeiro como trasfondo- se ha desatado una tormenta tras la que todo apunta a que tardaremos mucho en ver calma. Belén Esteban ha abierto la caja de los truenos tras hacer unas poco acertadas declaraciones que se han interpretado como un golpe bajo en plena cara a la Campanario.

Hace varios días, la Princesa del Pueblo afirmaba que se alegraba del cambio experimentado por la actual mujer del padre de su hija: “Ha cambiado y me alegro, porque ella se la jugó por una cosa de la Seguridad Social y ahora está ayudando a enfermos.

Me alegro mucho”. Belén proseguía profiriendo las siguientes palabras: “Cómo cambia la vida. Primero, mira lo que pasó. Y ahora… Sí, la vida es justa. La vida es muy justa”.

Este desafortunado comentario puede leerse entre líneas con el doble sentido de que Belén Esteban considera que la enfermedad de María José es el pago que el karma ha querido hacerle como consecuencia su desplante con la Hacienda Pública. A pesar de que la rubia madrileña ha proclamado por activa y por pasiva que en ningún momento había pretendido dar a entender algo semejante, lo cierto es que parte de la audiencia no cree que su comentario haya sido totalmente inocente, debido principalmente al genio vivo de la madrileña y la facilidad con la que afloran en ella el temperamento vengativo del que ha hecho gala en otras ocasiones.

Como es lógico, el revuelo que se ha organizado ante la declaración de la Esteban es más que considerable. Sus poco acertadas palabras han exaltado los ánimos de más de una y más de dos personas afectadas por fibromialgia, así como de varias asociaciones dedicadas al tratamiento de esta enfermedad, que han estallado de indignación ante las palabras de una Belén Esteban muy compungida ante lo que ella afirma que fue un comentario sin mala intención por el que no se va a retractar.

Por su parte, el entorno de María José Campanario, que todavía permanece ingresada recuperándose del último ataque derivado de una enfermedad que la aqueja desde hace ya dos años, afirma sin tapujos que la Esteban le ha dado donde más le duele. Jesús Janeiro, ostensiblemente irritado, no ha dudado en exponer que la madre de su hija mayor se ha pasado de la raya al haber recurrido a la enfermedad que padece su mujer como un instrumento para humillarla.