"Dentro de veinticinco años le volveré a ver", fue la frase que le dijo Laura Palmer al Agente Cooper en la llamada "habitación roja". Un lugar tétrico en el que el espacio y el tiempo eran realmente relativos y en el que los personajes vivos o muertos podían interaccionar sin prejucios existencialistas.
Cuando fui lo suficientemente consciente para asimilar la serie y adulto como para adorar a David Lynch, empecé a ser consciente de dicha frase. Estoy hablando de finales de los 90'. Cuando se emitió la serie en Telecinco (91-92) , yo era demasiado pequeño como para poder asimilarla, aunque burlando a mis padres me atrevía a verla a hurtadillas con las consiguientes pesadillas y mi eterna promesa de no volver a visionarla, que duraba solo hasta la semana siguiente, el día en que se emitía el nuevo capítulo.
Fue solo entonces y tras contemplar el último y terrorífico capítulo en que recordé la frase de Laura Palmer, el cadáver más famoso de la historia de la televisión. Años después de revisiones nostálgicas, deseaba que aquella consigna fuera cierta. De hecho si alguien era capaz de hacer una "locura" de ese tamaño era el propio Lynch, capaz de decir "no" a George Lucas y de mantener una carrera absolutamente coherente en su estilo único y personal. ¿Quién sino podría ser capaz de resucitar la serie que revolucionó la manera de contar historias en la pequeña pantalla?
Veinticinco años después tuve mi respuesta... bueno para ser exactos veintiséis, ya que por los clásicos retrasos en los rodajes, Showtime no la podrá emitir hasta el próximo 22 de mayo.
Los agoreros de turno intentar reprimir el entusiasmo que produce este acontecimiento, diciendo que seguro esta tercera temporada será una decepción ya que la televisión ha evolucionado tanto que no podrá fascinar una serie de asesinatos por lo trillado del tema. Yo no puedo estar en el más absoluto desacuerdo.
La serie original tuvo que soportar tramas "blandas" y convencionales impuestas por la cadena ABC, para intentar enganchar al espectador medio, probablemente incapaz de asimilar los argumentos del creador de "Terciopelo Azul".
De hecho, recuerdo que siempre se ha dicho algo así como: "Me gustaba la serie hasta que se empezaron a hacer cosas raras". Pues bien, esas cosas raras eran la verdadera esencia de Twin Peaks.
Los sueños del Agente Cooper, la habitación roja, el anillo, el enano bailado, el gigante, el caballo blanco, las lechuzas y por supuesto BOB, son lo que ha llevado a trascender históricamente a esta serie, no las "ñoñerías" entre Donna, James, Madelaine y un largo etcétera de tramas por debajo del nivel del genio de Missoula.
Ya que ha transcurrido tanto tiempo, incluso desde la última película de Lynch, es bastante lógico pensar que hoy en día con el reconocimiento del que goza y dado su espíritu artístico rebelde e inconformista, dudo que esta tercera temporada tenga nada de convencional, es más, probablemente sea tan radical como sus últimas películas. Y lo que es más cierto aún, Showtime ha dejado libertad creativa al bueno de David.
¿Más pruebas? En 1992 tras la cancelación de la serie, Lynch dirigió "Twin Peaks: Fuego camina conmigo". Una precuela sobre el asesinato de Laura Palmer que fue abucheada en Cannes y no fue del agrado del público. De hecho, en España fue directamente a video, sin pasar por el cine, ya que en vez de aclarar los misterios, los incrementaba y renunciaba a esa "cara amable" por la que se hizo célebre.
Hoy en día es considerada una obra de culto.
Muchos contamos los días para la madrugada del 21 al 22 en la que podremos comprobar todas estas especulaciones, aunque de una cosa si estoy seguro: Twin Peaks a mi no me decepcionará.