Aída Nízar, ese polémico personaje, esa mujer que hace ya unos años nos dejaba con la boca abierta cada vez que la escuchábamos hablar por lo increíble de sus palabras ha vuelto a reaparecer, ahora como VIP en GH y nuevamente nos alucinan sus comentarios y sus actitudes ante las cámaras. La vimos aparecer en la casa porque el público así lo decidió, y es que algo de masoquista deben tener los televidentes para querer volver a soportar a un personaje como ella.

Y la primera conversación que mantuvo esta vez fue con un grupo de cabras que había en la casa cuando entró, todavía recuerdo a las cabras huyendo de ella y de su eterna conversación sobre lo fantástica que Aída es, porque no olvidemos que habla sobre ella misma en tercera persona, algo que ya hacía la primera vez que la vimos.

¿Y dios? Si de verdad dios existe debe estar hasta el último pelo de la maravillosa Aída, ya que las conversaciones con él son interminables, si le quedaba alguna intención de volver a la tierra sólo por no tener que tratar con Aída se le habrán quitado. Pues bien, una vez conocidos sus compañeros y mantenido más de un enfrentamiento con más de uno de ellos, llega la prueba militar encabezada por Kiko Matamoros y también protagonizó algún que otro roce con el sargento pero lo más gracioso es que el público que cada vez es más masoquista o tal vez malvado vuelve a votar a Aída para hacer de sargento una vez que Kiko abandona la casa de GH VIP.

Así que sea lo que sea lo que cobren los participantes por estar en esa casa y participar en el concurso si superan la estancia con la enviada del señor Aída Nízar se lo tienen bien ganado.

Veamos al final como acaba la cosa, porque lo mismo está muy tranquila que se le cruzan los cables y monta la de cristo, menos mal, que por lo que vemos en sus conversaciones es íntimo de ella y siempre tendrá un milagro esperando para solucionar cualquier trifulca.

De momento sigue metiendo toda la mugre que puede y metiendo los dedos donde más duele a cada uno de los compañeros con los que mantiene alguna conversación, eso sí, según ella siempre sin mala intención.