En estos momentos en los que estamos viendo como el Sr. Urdangarin y la infanta quedan casi intactos después de haber hecho todo lo que ya todos los españoles sabemos, sólo puedo decir que siento una decepción tan grande ante mi país y la justicia de este país que tengo que declararme hoy mismo y desde este mismo momento antimonárquica y es que estamos siendo testigos de una manera repugnante de cómo la justicia no es igual para todos.

Aquellas palabras que nos decía el Rey emérito Don. Juan Carlos en su mensaje de Navidad, refiriéndose al marido de su hija y a su hija también han quedado en papel mojado.

Ahora estamos convencidos y estamos siendo testigos de que no, la justicia no es igual para todos. Vemos diariamente gente que por mucho menos y a veces por necesidades cometen mínimos delitos que son castigados hasta con seis años de cárcel e incluso más y ahora vemos cómo esta pareja queda casi absuelta y se ríe en la cara de todos los españoles que seguiremos pagando la parte de la casa real y de la que la infanta lleva parte como sucesora que es.

Esta pareja que ya por su posición es una de las más privilegiadas de España no sólo económicamente sino en otros muchos aspectos, se dedicaba a sus trapicheos, por llamarlos de alguna manera suave, en los años en los que el resto de los españoles sufrían la crisis, a través de esta sentencia vuelve a reírse de los españoles.

No, no, la justicia no es igual para todos en España. Mi respeto, que hasta este momento estaba intacto ante la justicia y ante la familia real, tampoco es igual para todos, de hecho a partir de este suceso ha desaparecido totalmente para estos dos estamentos.

No es justa y creo que los españoles debemos manifestarlo de todas las maneras posibles dentro de la ley, manifestándonos, escribiendo, cualquier forma es válida siempre que esté dentro de la ley, ley que hoy por hoy ya vemos que no es justa ni igualitaria.

En Estados Unidos el Sr. Trump rompe familias echando a los inmigrantes de su país sin haber hecho nada más que no ser americanos y aquí se pone el grito en el cielo por ellos sin darnos cuenta de que aquí nuestra justicia deja a los delincuentes libres y parece que no pasa nada.