En 1922 se descubrieron las propiedades antioxidantes de la vitamina E, a causa de un estudio científico en el cual se observó que las ratas hembras alimentadas con esta vitamina no tenían dificultades reproductivas, por lo que se le denominó vitamina de la fertilidad. No es hasta 1938, que se descubren los compuestos de este nutriente.

La vitamina E es imprescindible para conservar los tejidos corporales de los radicales libres, estos son compuestos que se originan debido a los alimentos consumidos que se convierten en energía en el organismo o al exponerse por los rayos solares y la contaminación del aire.

Además esta vitamina es cicatrizante e hidratante para la piel, contribuye a fortalecer las defensas por lo que previene ciertas infecciones y enfermedades, como algunos problemas en la visión, debilidades en el sistema inmune o hasta enfermedades como el cáncer y la cardiopatía.

El consumo de este nutriente es necesario para el organismo y se puede conseguir mediante alimentos ricos en proteínas vegetal. De acuerdo, a la nutricionista de la empresa multinacional Nestlé, Laura González, la cantidad necesaria diariamente para una persona adulta sería de 15 miligramos, mientras que para un niño sería una porción menor y en mujeres en estado de lactancia sería unos 19 miligramos aproximadamente.

La deficiencia de vitamina E puede ocasionar problemas en el sistema inmunológico

Las personas con falta de vitamina E puede indicar que tienen un problema tanto de mala absorción o digestión de las grasas, estos pueden estar propensos a presentar daños en el sistema nervioso, problemas musculares y oculares, entre otras enfermedades.

Por lo que es recomendada una ingesta adecuada de este nutriente, dependiendo de cada persona.

Si se sobrepasa la dosis diaria, posiblemente puede causar efectos secundarios que provocarían el riesgo de padecer una hemorragia cerebral, o quizás puede aumentar el riego de padecer defectos congénitos, por lo que su consumo debe ser altamente responsable.

Por el contrario, un bajo nivel de vitamina E también puede desencadenar anemia hemolítica.

La vitamina E protege y cuida la piel de factores externos

Este antioxidante además de eliminar los radicales libres en los tejidos, células y órganos, evita la aparición de bacterias en el cuerpo y ayuda a absorber mejor la vitamina K, que funciona como anticoagulante de la sangre. La vitamina E es bastante conocida por los milagros que hace sobre el cutis, debido a que reduce el envejecimiento prematuro de la piel. Es decir, previene el daño sobre el tejido cutáneo encargado de la aparición temprana de las arrugas.

Muchos fabricantes de protectores solares prefieren incluir en sus componentes esta propiedad, que además de regenerar los tejidos del cutis, funciona como protector de los efectos nocivos del sol, responsables de las machas solares, arrugas y quemaduras en la piel.

La vitamina E tiene muchos beneficios para el cuerpo, porque no solo contribuye a mejorar la salud, sino también a mejorar la belleza natural de la piel. Previene el acné, las estrías y revitaliza las fibras del cuero cabelludo para que sea resistente a la caída de cabello, por eso muchos productos de belleza utilizan este nutriente en sus fórmulas.

Alimentos ricos de vitamina E para el organismo

La vitamina E se puede encontrar en cápsulas de consumo diario; sin embargo, también se consigue en alimentos naturales. De acuerdo, a González, los alimentos que contienen gran cantidad de vitamina E son: los aceites vegetales como el aceite de oliva, girasol, maíz y soja; además en frutos secos como almendras, nueces y avellanas, en frutos frescos como el aguacate, el mango, el kiwi y la papaya y, por último, en algunas frutas desecadas como: las pasas, el melocotón, los higos y los albaricoques. La vitamina E también puede conseguirse en algunas grasas de animales como pescados y el aceite de hígado de bacalao.