Se considera que un adulto es hipertenso cuando al medirle la presión arterial se le encuentra en reposo superior a 140 mmHg (la presión sistólica o lo que comúnmente se le llama la ῞alta῝) y por encima de 90 mmHg (la presión diastólica, llamada también la ῞baja῝). La sangre circulante de las personas hipertensas generan mayor presión sobre la pared de sus vasos sanguíneos y esto a la larga va provocando daños en muchos de sus órganos.

Las preguntas que se pueden hacer son: ¿hay muchos hipertensos? ¿Qué problemas trae el hecho de ser hipertenso?

¿Cuántas personas sufren de hipertensión?

Este problema afecta a millones de personas del mundo y está asociado a diversos factores que incluyen la edad, factores hereditarios, la alimentación sobre todo el consumo excesivo de sal, el sedentarismo, el sobrepeso y el estrés entre otros.

Muchas personas con hipertensión no presentan síntomas o si los tienen a veces son de poca intensidad que ni el médico y ni el mismo paciente se dan cuenta de ellos. Sin embargo, un grupo de personas si pueden presentar ciertos malestares que podrían hacer sospechar de un ataque de hipertensión como sería, malestar, mareos, dolores de cabeza y acumulación de líquido sobre todo en piernas y pies.

Problemas y tratamientos de la hipertensión

Un hipertenso no tratado presenta mayor riesgo de padecer ataques cardíacos, trombosis cerebrales, daño de la visión y daños renales por lo cual es importante el diagnóstico a tiempo además de realizar cambios de estilo de vida y recibir la medicación adecuada.

Es importante que cada persona asuma la responsabilidad de su salud y periódicamente se mida la presión arterial ya que de esta manera se podría detectar la hipertensión silente, pero independientemente que no sea hipertenso es necesario que apliquemos siempre la prevención que entre otras cosas es más barata que la medicación.

Debemos evitar el estrés y alejarnos de aquellas situaciones que nos generen malestar o nos pongan de mal humor, realizar ejercicios moderados o caminatas al aire libre, comer sano con poca cantidad de sal, y reducir al máximo la ingesta de grasas, harinas y azúcar y consumir mayor cantidad de frutas, vegetales. Pero sobre todo disfrutar cada instante de la vida ya que se ha demostrado científicamente que el bienestar emocional activa la secreción por parte de nuestro cuerpo de muchas sustancias químicas que reparan nuestras células y tejidos y nos protegen de muchos trastornos incluida la hipertensión.