La fibromialgia es esa enfermedad invisible que puede llegar a dejar fuera de juego a una persona y que, sin embargo, sólo se puede diagnosticar de forma clínica porque no deja huella en ningún análisis de laboratorio ni prueba de imagen y tampoco se conoce la causa que la provoca. De ahí la desesperación de muchos enfermos, no diagnosticados de manera oficial, que llevan una larga trayectoria de varios años siendo objeto de infinidad de pruebas médicas para tratar de que alguien ponga, de una vez por todas, una etiqueta al cúmulo de dolores que están padeciendo.
Por lo general, desde que comienzan a presentarse los primeros síntomas hasta que se diagnostica la enfermedad pueden pasar varios años, cuando ya las manifestaciones se agudizan y la persona puede llegar a padecer una discapacidad grave. La fibromialgia es una enfermedad de tipo reumático que afecta en España a 2 millones de personas, según la Fundación para la Fibromialgia y el Síndrome de Fatiga Crónica. La enfermedad se ceba principalmente con el género femenino, ya que el 95% de los enfermos son mujeres.
El dolor musculoesquelético crónico y generalizado, la fatiga y la rigidez articular caracterizan a esta enfermedad de difícil diagnóstico que, en sus primeras fases, puede enmascararse como una depresión o una crisis de ansiedad.
La realidad es que el estado de ánimo de los enfermos suele estar por los suelos ante el conjunto de síntomas que presentan y la falta de un tratamiento médico contundente para paliar el dolor crónico y los problemas de sueño que surgen por el cuadro generalizado.
El ejercicio moderado y bajo supervisión es aconsejable para los enfermos de fibromialgia, aunque en los días en que sufren brotes no tengan ánimo ni para levantarse de la cama.
La práctica de Taichi reduce el dolor de los enfermos
Una de las opciones terapéuticas más relevante para estas personas es la práctica de Taichi, ya que sus ejercicios provocan un estiramiento moderado y suave de los músculos y reducen la rigidez articular.
Un estudio llevado a cabo por el Servicio de Rehabilitación del Hospital San Agustín de Avilés concluye que la práctica de Taichi contribuye a reducir el dolor de los enfermos.
El estudio se realizó con 50 pacientes de fibromialgia, de manera que la mitad recibió la atención habitual de fisioterapia y la otra mitad acudió a sesiones de Taichi dos días a la semana durante 75 días en sesiones de una hora. El resultado arrojó que el 24% de aquellos enfermos que acudió a sesiones de Taichi refirió menos dolor.
El Taichi tiene su origen en China, donde es muy practicado, que mejora la flexibilidad del cuerpo y desbloquea las articulaciones gracias a los movimientos armónicos y suaves que conlleva su práctica. Al mismo tiempo se fortalecen los brazos y las piernas y se considera un método terapéutico muy efectivo para reducir los niveles de ansiedad y de estrés.