En esto de la belleza, como casi todo en la vida, vamos por modas, todo es cíclico y lo que un día fue maravilloso de pronto se convierte en veneno, y años después renace, cual Ave Fenix, con todas sus fuerzas.

Y eso le ha pasado al champú de cebolla. En tiempos de nuestras abuelas se usaba para tener un cabello sano, fuerte y brillante, pero entonces llegó la globalización y optamos por lavarnos la cabeza con todo tipo de químicos que nos prometían resultados espectaculares.

Y un día descubrimos que era mejor volver a lo natural.

Hace muchísimos años que intento usar champús libres de sulfatos, siliconas y parabenos.

No hay que ser extremista, y si un día no tengo y debo lavar el cabello con un champú normal, no pasa nada, pero a diario intento cuidarlo porque el cabello no es como las uñas, lo que se cae difícilmente se recupera, o como los dientes, cuyos implantes quedan de lo más natural.

Hace algo más de un año empecé a hacer el champú de cebolla casero y los resultados son muy buenos, es fácil, rápido, barato y natural. ¿Queréis hacerlo vosotros? Aquí os lo explico.

Ingredientes para 250 ml de champú;

- Un par de cebollas cortadas en trocitos.

- 200 ml más o menos de un champú lo más natural posible.

-Un frasco para guardar el champú.

Yo uso un champú anticaída con ingredientes naturales, así potencio la acción del champú y también la de la de cebolla pero podéis usar cualquiera.

Troceamos la cebolla y la introducimos en el bote elegido; es importante que tenga la boca un poco ancha para que quepan bien los trozos de cebolla. Yo tengo uno con dosificador y así no necesito colar el champú cuando lo uso para evitar que me caigan trozos.

Añadimos el champú sin llenar del todo el bote ya que la cebolla irá soltando líquido y aumenta el volumen.

Ahora solo queda dejar el frasco en un lugar oscuro como mínimo 15 días; yo lo dejé en un armario que no abrimos casi nuca.

Luego se usa de modo normal, nos lavamos el pelo como lo hacemos con nuestro champú habitual, lo ideal es que lo dejemos actuar unos minutos.

Cuando lo abrimos, el bote huele terriblemente a cebolla, pero en el pelo no se queda ese olor, al menos no con los champús que yo uso para elaborarlo, desaparece como por arte de magia.

Los resultados son buenos, el cabello queda fuerte, brillante y sedoso, se notan enseguida y van mejorando con el uso.

Es un champú muy recomendable para el otoño, para que el cabello se recupere de los estragos del verano, que tanta playa, sol y piscina nos deja el pelo para el arrastre.

Ahora que el veranito empieza a despedirse es un buen momento para prepararlo, y así, cuando digamos adiós a la playa y la piscina podemos empezar a usarlo y presumir de pelazo durante el otoño.

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