“¿De dónde les envenena tanto odio?” fueron las palabras del diputado del PP Pablo Casado quien no sólo hace alusión a esta irrisoria pregunta en un discurso público de su partido, sino que refuerza esta polémica posición más adelante, con la subida a su cuenta personal de Twitter del mencionado discurso en vídeo, acompañado por el tuit que reza:
“Debemos nuestra democracia a nuestros abuelos, que tuvieron la grandeza de pasar página en la Transición.
No deberíamos reabrir las heridas que ellos cosieron, ni los que somos nietos de represaliados, ni los que ocultan su pasado insultando a quienes reivindicamos esa concordia”
Tras semejantes declaraciones la única respuesta que podemos encontrar es que para no reabrir heridas primero debemos cerrarlas y que nos encontramos muy lejos de haber logrado la España democrática y justa que nuestros abuelos tanto sufrieron para ver surgir.
Tras la opresión en el 1-O la derecha se muestra como corderillo
Tras haber desplegado una opresión brutal durante el referéndum que se dio el pasado 1ero de Octubre, queda más que claro que la derecha no se encuentra en ninguna disposición de “olvidar” y pasar la página ante los ideales izquierdistas y que ahora, pasados apenas dos meses de semejante muestra de barbarie, se comporten como corderillos indefensos es prueba de las jugadas políticas de las que quiere hacer mano (y siempre ha hecho) el PP.
Que el poder se encuentra en sus manos ha quedado manifiesto pero, ¿Verdaderamente se puede ser tan descarado para preguntarse por qué el “odio”? Venga, que primero no es odio sino sed de justicia, porque las heridas esas de las que habla Casado, lejos de haberse cerrado o querer reabrirse, están abiertas desde que se hicieron y poco se ha hecho por parte de su partido para sanarlas.
La ciudadanía de izquierda responde
Ante las declaraciones del joven diputado, la ciudadanía de izquierda ha quedado más que anonadada y, si se buscaba con esto darle algo de calma a los aspavientos o “heridas”, el resultado ha sido por supuesto, el contrario.
La respuesta concreta que han dado los ciudadanos asiduos a la izquierda no es otra que “para que puedan reabrirse heridas, primero hay que sanarlas”. El pasado 20 de noviembre, tras 42 años de la muerte del dictador que llevó el terror a España, Francisco Franco, y tras la manifiesta desfachatez de la que aún hace mano la derecha en el país, semejantes declaraciones del diputado del PP Pablo Casado caen totalmente fuera de lugar y remueven en las venas izquierdistas las memorias de una historia, que lejos de terminar, parece renovarse y tomar fuerzas cada día.
Bien le valdría a la izquierda replantearse las acciones y estrategias ante el poder actual, que evidentemente, busca enmascarar y disimular su papel en la lucha que nuestros abuelos dieron la vida por librar. ¡Vaya manera de contentar a la izquierda, esa de menospreciar sus sufrimientos!