Había mucha expectación por ver lo que tenía que decir Carles Puigdemont esta tarde en el Parlament, y más aún sobre si declararía o no unilateralmente la independencia de Catalunya, como así estaba previsto y así se había manifestado en diferentes ocasiones. Finalmente, el presidente de la Generalitat ha hecho una "declaración descafeinada" de independencia, proclamándola unilateralmente y, acto seguido, suspendiendola de facto apelando al diálogo entre su gobierno y el Estado español en las próximas semanas, o lo que es lo mismo, un aplazamiento de una decisión de la que no ha desistido.

Las palabras de Puigdemont han provocado diferentes reacciones tanto en el Parlament como en la propia sociedad catalana.

Milesde ciuadadanos se concentraron a las puertas de Arc del Trionf en Barcelona, donde unas pantallas gigantes permitían seguir el discurso del presidente, discurso que finalmente sentó en el sector independentista más radical como un jarro de agua fría, y que supuso reacciones de disconformidad y decepción incluso en miembros de la cámara, como es el caso de la CUP, partido radicalmente favorable al proceso soberanista, y que expresó en diferentes gestos su absoluto rechazo a la decisión del presidente de aplazar la declaración, como así expresó su portavoz Anna Gabriel en el estrado del Parlament durante su discurso.

Tras finalizar la declaración presidencial que duró algo más de media hora, numerosos ciudadanos abandonaron los alrededores de Arc de Trionf donde la gente se agolpaba a seguir en directo el pleno, con caras de desolasión y decepción ante la decisión adpotada por su máximo representante, algo que no esperaban. Sin embargo, fuentes del Gobierno de España ya han adelantado que la declaración unilateral de independencia ha existido, maquillada con un posterior arrepentimiento y apelación al diálogo, y que actuarán en consecuencia.

Faltará por ver si en estos días Mariano Rajoy y el gobierno del Partido Popular aplican el artículo 155 con todas sus consecuencias, o buscan un punto de encuentro con el gobierno catalán que no sea el innegociable proceso soberanista que hasta ahora ha sido así para Puigdemont y sus socios de partido. El presidente considera que la voluntad de los ciudadanos debe ser escuchada, y que los resultados del 1-O deben ser válidos para que Catalunya sea reconocida como estado independiente en forma de República