El presidente de los Estados Unidos vuelve a alimentar la polémica al prescindir de los servicios del director de Comunicación de la Casa Blanca tan solo diez días después de su nombramiento. Esta decisión viene tomada por el aún más recientemente designado jefe de Gabinete John Kelly.
Tercera destitución en menos de un mes
Éste, en su primer día, destituyó al controvertido Anthony Scaramucci, quien tampoco gozaba de una gran aceptación dentro y fuera del Gobierno. Y es que el político había destruido en pocos días la escasa reputación con la que aún contaba, al sentenciar al antecesor de Kelly y a su jefe estratega Stephen Bannon.
La destitución de este cargo es la tercera en tres semanas a contar con el apoyo del presidente.
Primero cayó Michael Flynn, consejero de Seguridad Nacional, eliminado tan solo 24 horas después de ser nombrado en medio del escándalo ruso. Rience Priebus, el anterior jefe de Gabinete fue tildado de "jodido paranoico esquizofrénico" por un recién estrenado Scaramucci, quien consiguió mediante presión que Trump prescindiera de sus servicios, designando así a Kelly para tales funciones.
Llegada a la Casa Blanca no exenta de polémica
La huella de Scaramucci también dejó otra víctima por el camino: su llegada coincidió con la dimisión del portavoz oficial Sean Spicer. Sin embargo, fue el mismo director de comunicación el que tuvo que enfrentarse a su pasado.
Tras salir su nombre a la palestra, la hemeroteca omnipotente de Twitter puso en tela de juicio la elección del antiguo jefe de finanzas como interlocutor de la Casa Blanca. Antiguos tuits alabando a la líder demócrata Hillary Clinton, así como su oposición a la construcción del muro en la frontera con México o su defensa del matrimonio entre personas del mismo sexo condenaron al recién nombrado cargo desde el minuto cero.
Por otra parte y en medio de tanto nombramiento efímero, John Kelly parece asentarse como el bastón de mando, el hombre en la sombra del líder americano, un exgeneral de marines que carece de experiencia política pero que cuenta con la fuerza y la mano de hierro que el inestable Gobierno de Donald Trump necesita en estos momentos.
Las funciones del nuevo jefe de Gabinete radicarán en reestablecer las conexiones con el Congreso, cuyas decisiones parecen no poder ir menos en sintonía con las del Ejecutivo.
Esta disociación se ve claramente afectada por la configuración de la Casa Blanca, que cuenta con 26 asesores de la presidencia y un Jefe de Estado que no para de avivar el caos -y en el que Twitter realmente hace las veces de portavoz del Gobierno. A su vez, los escándalos no cesan y la desconfianza de republicanos va in crescendo. Con todo ello, no cabe duda de que el mayor cometido de John Kelly será el de pacificador y nexo común entre la administración y la Cámara en tiempos convulsos.