La creación de videojuegos, como cualquier campo de creación donde uno puede transmitir sus valores y sus mensajes al mundo, está comenzando a sobresalir dentro de los medios audiovisuales que más saltan a nuestras pantallas.
Hace un año justamente, allá por mayo de 2016, cuando el videojuego "Overwatch" fue lanzando al gran público, que lo recibió con los brazos abiertos. Su éxito debió buena parte a que la afamada compañía Blizzard está detrás del producto, y es el enésimo diamante pulido que crean para la industria.
Sin embargo, tan pronto estuvo rodeado de éxito como lo estuvo de polémica.
Una determinada "postura de victoria" de la heroína más usada en su campaña de marketing, ya que el juego tiene un reparto coral en cuanto a personajes principales, se mostraba innecesariamente sensual. Este uso del personaje, fuera o no intencionado, sirvió para que la comunidad reaccionara e hiciera que la compañía Blizzard tuviera que elegir qué camino quería elegir. Si explotar de esa manera su producto, o escuchar al público que había cautivado anteriormente. Además de otras polémicas.
La posterior reacción y solución de Blizzard, disculpándose y arreglando el malentendido, concordó con toda la política que rodeaba al juego: una digna representación de razas, géneros y nacionalidades.
Dentro del videojuego podemos encontrar personajes que visualmente muestran características aún por aceptar dentro de la sociedad como habituales que son.
Overwatch nos muestra desde mujeres fuertes a hombres ligeramente sexualizados; desde una soldado egipcia de sesenta años, a un "DJ" brasileño. Aún le queda mucho por recorrer, y veremos si sigue por esa senda, pero es un buen comienzo.
Además, es un comienzo atrevido no sólo por su propuesta, sino por el momento en que se lleva a cabo.
Apenas llevamos unos meses con el apellido Trump sobrevolando las políticas sociales y de inmigración de Estados Unidos. Otras compañías de videojuegos, como Namco Bandai, ya mostraban una amplia diversidad en videojuegos como "tekken". En ese caso estaríamos hablando de una compañía japonesa, y de una franquicia que comenzó hace muchísimos años.
Hoy día, que una compañía estadounidense se decida a lanzar un videojuego multijugador masivo donde haya una amplia diversidad social representada, sí es atrevido. Tanto o más como las políticas respaldadas por el presidente Trump.
La buena noticia es que el público tiene la oportunidad de mostrar su postura ante un mundo diverso, abrazarlo, y hacérselo saber al mundo que, absorto en su burbuja, copa las altas esferas.