Tanto los ganaderos como los agricultores franceses, que llevan muchos años viviendo una grave crisis, se han convertido en un gran apoyo para Marie Le Pen, que parece ser la única oportunidad para cambiar el futuro del país. Francia está viviendo una etapa muy complicada, en este sector, además de un récord de suicidios, a causa de la brutal crisis, que se está llevando por delante, los puestos de trabajo de muchos franceses.
El pasado año 2016, acabaron quitándose la vida un total de 732 agricultores franceses, una cifra seis veces superior, si se compara los datos del año 2011, en medio de una completa indiferencia por parte de los poderes políticos.
El método más empleado es el ahorcamiento y el suicidio ya se ha convertido en la tercera forma de muerte en el mundo rural; tras el cáncer o las enfermedades de tipo cardiovascular. En el año 2000, Francia era la primera potencia del continente europeo, y la segunda, a nivel mundial, detrás de los Estados Unidos, en el sector agrícola y ganadero. Pero, de eso ya ha pasado mucho tiempo: uno de cada tres cultivadores sólo ganó 354 euros al mes, durante el año 2015. Y, la cifra es cada vez peor.
A Le Pen no le extraña el aumento de los suicidios, ya que trabajar en el campo es un trabajo durísimo y se ven asfixiados a causa de los impuestos y los gastos que implica esta actividad. Los principales problemas que se encuentran son: una burocracia infinita, la moda del hiper ecologismo, los altos costes de producción, la subida de los precios de los terrenos para uso agrícola...
Los gastos de producción se han disparado a causa de la subida de la luz o de la gasolina. Y, los agricultores franceses deben pagar muchos impuestos y tienen demasiadas cargas sociales. Por otro lado, los consumidores, aunque sabe que su producto es de mejor calidad, se ven obligados a mirar mucho el precio y acaban adquiriendo carnes y verduras que vienen de otros países.
Un tomate de cada tres, ya no es francés. Lo mismo sucede con el jamón.
Todo esto ha provocado el cierre de muchas granjas y pequeñas empresas. Y, los que siguen al pie del cañón, se encuentran asfixiados a causa de los créditos -la deuda media es de 159.700 euros; y, en el caso de las granjas de jóvenes agricultores, la cifra sube a los 200.000 euros-.
Los agricultores recuerdan que, en países como Holanda o en Alemania, ya se ha robotizado todo lo vinculado con la producción en la carne y la leche, y, en Francia se opta por un modelo más natural; y, por desgracia, parece que ese será el futuro del sector agrícola en Francia, si se sigue así.
Ante este panorama, el Frente Nacional se ha convertido en el primer partido entre ganaderos y agricultores del país.