Trump; Brexit; congresos, el 2017 parece ser el año del desbloqueo político y el de la intervención de la clase dirigente en temas de inminente resolución. Pablo Espada es politólogo formado en la Universidad Pablo de Olavide, su análisis de la actualidad ayuda a comprender los puntos fuertes del año.
En lo internacional también habrá cambios trascedentes
El inicio de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos marcará la agenda mediática en España. También ello puede relacionarse con la Defensa española y europea, pues Trump ha sido bastante crítico con la OTAN y su papel en el mundo, cansado de que Estados Unidos pague la mayor parte del presupuesto de la Alianza Atlántica y ningún país de Europa (a excepción de Reino Unido, Letonia y Grecia) cumpla con lo destinado a la OTAN del PIB nacional.
¿Las diferencias internas en Podemos lo fortalecerán o por el contrario lo perjudicarán?
Creo que, aunque siempre es sano (en términos democráticos) que haya pluralidad de opiniones políticas en un partido, siempre acaba pasando factura a la unidad de la formación. Tenemos ejemplos muy recientes en las formaciones políticas de centro-izquierda: el Partido Socialista, desde el mítico dualismo de Felipe González y Alfonso Guerra (pudiéndolo equiparar con el liderazgo en Podemos de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón), pasando por los conflictos internos entre Josep Borrell y Joaquín Almunia a finales de la década de los 90, hasta los últimos enfrentamientos entre Pedro Sánchez y los barones autonómicos.
En este último caso, volvemos a ver un nuevo doble liderazgo, reflejado por los medios de comunicación: Pedro Sánchez y Susana Díaz en nombre de los barones autonómicos críticos con la Secretaría General del PSOE.
¿A qué responden las fisuras en Podemos?
Las diferencias internas en Podemos se reducen a la estrategia, no en el contenido ni en el fondo, sino en la forma.
Es algo que puede salvarse, sin que afecte de forma notable a los resultados en Podemos. Desde mi opinión creo que lo que más afecta a Podemos es la mediatización de sus problemas internos, no sus diferencias internas como tales que, como ya he dicho, son sanas en cualquier organización Política.
Cuando fue el primer Congreso de Vistalegre (otoño de 2014) también hubo diferencias más que notables entre los líderes de Podemos, enfrentando, en un lado, a Pablo Iglesias, Errejón, Carolina Bescansa, Monedero, y en otro, a Pablo Echenique y Teresa Rodríguez.
Muchos analistas pensaban que esa división afectaría a la unidad de Podemos, y no lo hemos notado a grandes rasgos.
¿Es la consecuencia de los resultados obtenidos en las pasadas elecciones?
También debemos reconocer que la unidad de un partido siempre se ve mermada por los malos resultados electorales, y Podemos sólo se ha visto golpeado en las elecciones catalanas de septiembre de 2015, y en las últimas elecciones generales de junio, donde le ha podido jugar una mala pasada su cambio de discurso, su dejadez con la estrategia transversal y su alianza con Izquierda Unida. La estrategia de Podemos se desarrolla en base al PSOE, pues su discurso puede servir para alcanzar votantes y simpatizantes del PSOE. Los resultados de Podemos varían en gran medida de los que consiga el Partido Socialista. Y de esos barros, estos lodos.