En diciembre del año pasado nació en Wuhan, China, el Coronavirus, el virus que más impacto está haciendo a toda la humanidad de la historia reciente. La enfermedad se fue propagando por todo el mundo y hoy, ya convertido en pandemia, el COVID-19 afecta a más de un millón de personas y ha matado a más de 53.000 seres humanos.

Entre las posibles infectadas estuvo Greta Thunberg, la activista climática más reconocida a nivel mundial que debió hacer cuarentena al sentir algunos síntomas y trasladar las manifestaciones en contra del cambio climático (#Fridaysforfuture) al plano virtual (#climatestrikeonline) dada la situación mundial.

Más allá de esto, el virus está cambiando nuestra sociedad y es una oportunidad para Thunberg.

Afecta a todos y todo

El coronavirus no distingue color de piel, ni nacionalidad ni clases sociales ni poder económico. El primer ministro inglés, Boris Johnson, uno de los políticos con más poder a nivel global, se contagió coronavirus; el reconocido actor de Hollywood, Tom Hanks, es otro que también está afectado por la enfermedad. Pero también lo están más de 16.000 sanitarios en España, muchos con sueldos menores a 2000€ mensuales, y otras tantas personas de bajos recursos en Brasil o cualquier otro país del globo.

El COVID-19 no distingue tampoco qué aspectos atacar de nuestras vidas. Si bien su efecto directo es el sanitario, la salud de todos, sus consecuencias secundarias son transversales y nos afectan en la economía, en lo social, en lo político, nos afecta en todo.

En el plano económico queda claro que sus efectos ya están haciendo estragos en muchos países. En dos semanas en Estados Unidos se perdieron 10 millones de empleos y en España se perdieron desde sancionado el estado de alarma 900.000 puestos de trabajo y la tasa de paro ascendió a la impactante cifra de 3.5 millones de personas.

Por otro lado, en lo social nos obliga a estar en confinamiento sin poder realizar nuestras actividades normalmente, sin poder contactarnos con nuestros amigos y seres queridos, sin poder ir al gimnasio, al cine. En lo laboral se está poniendo de manifiesto también que el deseo de millones de trabajar desde casa es posible en muchos casos.

Y así sucesivamente. El coronavirus nos está afectando a todos inevitablemente.

El lado positivo

Siempre es bueno mirar el lado positivo de las cosas. Y esta situación que vivimos por la pandemia del Coronavirus también lo tiene. Algo real que nos está mostrando el coronavirus es que cuando estamos ante situaciones límites los seres humanos podemos unirnos con un fin en común. Si bien hay diferencias políticas y económicas de como hacerlo según de qué país o región hablemos, todos sabemos que hay que derrotar a la enfermedad.

Esto permitió dar lugar a la solidaridad de distintas maneras. En España, por ejemplo, los ciudadanos salen a aplaudir todos los días a las 20 horas a los sanitarios que están realizando una labor impresionante.

Además se respira en los ciudadanos concordia e unión para derrotar al enemigo único. Esa solidaridad también se ve reflejada desde las empresas y grandes personalidades que realizan donaciones de dinero, alimentos, servicios o materiales necesarios. Por ejemplo, Andrés Iniesta donó 20 camas para sanidad; la empresa Telepizza está entregando pizzas gratuitamente a sanitarios; BBVA donó millones en mascarillas, y así varias acciones más.

Otro punto a destacar es que la desaceleración económica y de nuestras vidas a causa del COVID-19 está teniendo un impacto positivo en el medio ambiente. Durante los últimos meses a causa del confinamiento, de la reducción del ritmo productivo y de nuestra movilidad se observa una mejora en algunos indicadores que permiten esperanzarse de cara a la lucha contra el cambio climático.

Por ejemplo, en las grandes ciudades se redujo considerablemente la contaminación y el aire es más puro. Hoy se respira mejor. También, el agua de muchas zonas costeras está mostrando mejoras y colores más cristalinos.

La oportunidad de Greta

Thunberg es sin lugar a dudas las activista climática con más impacto en los últimos tiempos. Su voz llegó a las grandes esferas del poder y a todo el mundo. Las manifestaciones por el clima (Global Climate Strike) de los viernes (Fridays For Future) se realizan en ciudades de todos los continentes. El mensaje de ella y los miles de jóvenes que la apoyan es claro: hay que hacer algo pronto para salvar al planeta del cambio climático.

Como comentábamos en el apartado anterior, el coronavirus está generando un impacto positivo en el medio ambiente.

Esto representa una gran oportunidad para Greta Thunberg y sus seguidores para demostrar que si se realizan cambios, quizás no tan sustanciales como creemos, en nuestro modelo económico y social podemos obtener buenos resultados. Si le damos lugar, la naturaleza responde.

Imaginemos la cantidad de emisiones que se ahorrarían a nivel mundial si millones de trabajadores realizaran home office como ahora y no tuvieran que tomar un auto o el transporte público para ir a sus puestos de trabajo. Imaginemos un mundo donde la producción local, cercana tenga más relevancia que la global (hoy vemos los inconvenientes que esta genera). Imaginemos un mundo más solidario, donde se prioricen las causas comunitarias a las individuales.

Como vemos, la pandemia del coronavirus está demostrando muchos lados negativos pero otros positivos. Si realmente creemos que éste es un momento de inflexión y nos cambiará a todos en algún u otro sentido, apostemos por darle una oportunidad a Greta Thunberg que nos asegurará al menos un futuro con mejor aire para respirar, y eso no es poca cosa.