Según el periódico “The Guardian”, serían 3.100 las solicitudes de asilo, realizadas entre 2016 y 2018, rechazadas por el ministerio del interior de Reino Unido. Estos rechazos están dirigidos a personas LGBT que residen en países donde tener relaciones con gente del mismo sexo está castigado por la ley. Esta situación preocupante fue evidenciada en una investigación realizada por la Asociación Internacional de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales.

La situación en los países de los solicitantes es de gran riesgo

Son 1.197 pakistaníes, 640 bangladesíes, y 389 nigerianos entre 2016 y 2018.

Según Amnistía Internacional en Pakistán la situación para las personas LGBT es de gran riesgo. Ser reconocido como homosexual está castigado con la ley con la cadena perpetua, mientras las personas transexuales son víctimas de ataques violentos continuos.

En Bangladesh la situación no está mejor, ya que los activistas LGBT son detenidos arbitrariamente. En Nigeria los actos homosexuales son castigados por ley hasta 14 años de cárcel, y también los actos de afecto de naturaleza homosexual son prohibidos.

Las opiniones de los partidos

Según Christine Jardine, la portavoz de asuntos internos del Partido Liberal Demócrata (Lib), el comportamiento del gobierno debería ser de lucha a la homofobia, pero en lugar de eso, se prefiere ignorar el problema.

Un portavoz del ministerio del interior contestó asegurando que cada caso esta analizado en sus peculiaridades, y el rechazo se realiza únicamente cuando la situación para la persona que vuelve sea segura. Además, que este año se dio protección a 18.500 personas, el número más alto desde 2003.

No son solo números, sino un problema para los solicitantes de asilo

El número de rechazos por casos conectados con personas LGBT en 2018 son menos que los de 2017 o de 2016, pero la gran cantidad de repatriaciones realizadas no dejan de ser un enorme problema para esta gente, obligada a volver en países donde vivir se vuelve imposible a causa de las leyes homo y transfóbicas vigentes en estos territorios.

Los gobiernos no deberían olvidar que cada solicitación representa una vida, y que volver en un país que no permite a las personas LGBT la libre expresión de su íntima naturaleza puede tener consecuencias gravísimas.

A parte el riesgo por la supervivencia, vivir en un contexto hostil hacia a la orientación sexual, crea fuerte malestar en cualquier persona, contribuyendo a la formación de homofobia interiorizada, extremadamente nociva para el desarrollo psíquico y emotivo de una persona LGBT. Habría que aprender a empatizar más con esta tipología de situaciones, a pesar de la complicada situación económica presente en todo el territorio europeo. Echando personas que realmente necesitan de apoyo, se puede condenar a muerte a un ser humano, culpable solamente de haber nacido en el lugar equivocado.