El actor, dramaturgo y escritor catalán Albert Boadella, obsesionado con el separatismo en su tierra natal y que desde hace años ha hecho de ello su filosofía de vida, tiene una página en Twitter donde se mete sin piedad contra lo que se salga de su credo vital y cultural.
Pero ha sorprendido que hace un día, de repente, su Twitter desapareció. Sus fans acusaron a los medios independentistas, pero luego se supo la verdad: desde hace tiempo, concretamente desde que se supo la candidatura por Barcelona, como Diputada por el PP, de Cayetana Álvarez De Toledo, Boadella se erigió en su máximo adorador y defensor, incluso “presentándola en sociedad”, aplicándola el apodo de la “Agustina De Aragón” moderna.
Apela al onanismo para defenderse de mujeres como Irene Montero
Pues como hace unos días, en un debate televisado, la política se enzarzó en una agria discusión con Irene Montero (Unidas Podemos) por que la segunda pareció entender que la primera defendía la violación de una mujer por parte de un hombre, haciendo una extraña vuelta de tuerca dialéctica al “No es no”, por un “Sí sí sí” o algo así.
Boadella, molesto con Montero, quiso defender a Cayetana con un tuit más propio de un obseso sexual que de un caballero que defiende a una dama que ha sido ofendida en su honor: “Si en mi juventud, todas las mujeres se hubieran parecido a Irene Montero, yo no hubiera conocido hembra y habría ingresado en el Club daliniano de ‘El Gran Masturbador’”.
Debido a los mensajes en contra que recibió, incluso de sus fans, Boadella, no se sabe si ofendido en su ego, decidió cerrar la página.
Sus fans de Tabarnia, donde él es su "President", pusieron mensajes en las redes Sociales al estilo latinoamericano: “Regresa, President”. Les habrá hecho caso, pues reapareció 24 horas después.
El President Albert Boadella ha decidido cerrar su cuenta de Twitter.
— Tabarnia Oficial - Plataforma por Tabarnia (@Bcnisnotcat_) 18 d’abril de 2019
Déjale un comentario a ver si le convencemos para que regrese 👇 pic.twitter.com/hK5uoyn4ZR
Y no apareció dispuesto a pedir perdón a Irene Montero por su tuit falto de tacto, sino todo lo contrario: la acusó abiertamente y a las feministas.
Las mujeres como tú sois incitadoras del odio entre sexos. Cada palabra vuestra es un atenuante al machismo https://t.co/sb12yinCtB
— Albert Boadella (@BoadellaAlbert) 17 d’abril de 2019
No queremos comentar demasiado su otro tuit repleto de bilis y ego descontrolado, como si fuera el Juicio Final, celebrando su vuelta a Twitter, pues se califica por sí solo.
Anulé la cuenta durante 24 horas pero tengo que decirles con toda franqueza que me era imposible el “mono” de no poder bloquear a tanta escoria que circula por las redes. Es un placer irresistible. Adelante que ya estoy de nuevo aquí.
— Albert Boadella (@BoadellaAlbert) 19 d’abril de 2019
Quiso llamar 'primate' a Sabino Arana, y lo recibió Rosa Parks
Lo curioso es que Boadella ha protagonizado tuits que causaban vergüenza ajena por su ataque a minorías raciales, como el llamar “primate” a Rosa Parks, la mujer afroamericana que desafió la obligación racista en Alabama de ceder su asiento a un blanco en el autobús: “Está bien que los primates también tengan su reconocimiento en nuestra sociedad del bienestar”.
Eso sí, quería en realidad atacar a Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco, que tiene una plaza en Barcelona, y con la sugerencia de que sea Parks quien tenga esa plaza. Pero lo redactó tan mal que parecía que el “primate” era ella, por lo que recibió reproches y lo borró, pero demasiado tarde, muchos lo leyeron.
Insinúa en tono jocoso desear de niño tocamientos de un Cardenal
Su tuit más sonrojante fue cuando quiso hablar de manera chistosa de la condena a seis años de cárcel del Cardenal australiano George Pell, acusado de encubrir a curas pederastas. “De niños, mi generación ya contaba con ser ‘tocado’ por el cura, y si nos ‘toca’ un Cardenal, ¡lo que hubiéramos fardado ante la pandilla!”
Dicho texto, como ven, es delirante. Algo que conociendo el ansia obsesiva del personaje para que se hable de él como sea, al más puro estilo Michael Jackson, resulta inquietante y lamentable, por no decir algo peor.