En conmemoración del 8M, Día Internacional de la Mujer, centenares de mujeres de pequeños pueblos del interior del país se hacen presentes para festejar este día que las conmemora. Unen sus voces a favor de la igualdad y contra la opresión masculina de la que son víctimas.

Un ejemplo de lucha y superación, eso es lo que son las mujeres de la localidad de Macastre, ubicada en Valencia. Macastre es un pueblo de no más de 1.200 habitantes (hombres, mujeres y niños) y las mujeres del lugar se hicieron presentes en la plaza principal del pueblo.

El día amaneció con 40 mujeres presentes que coreaban a favor de sus derechos en Macastre, mientras que varias mujeres mayores acompañaban el movimiento desde sus casas haciendo ruido con cacerolas o coreando.

En lo años 90, en esta localidad valenciana se creó la Asociación de Mujeres de Macastre, fundada y organizada por las propias mujeres del municipio. Estas mujeres llevan mas de 28 años saliendo a la calle para hacerse escuchar cada 8 de marzo.

La valentía de estas mujeres es sobresaliente, día a día trabajan a la par de los hombres para no ser reconocidas, es por ello que alzan su voz contra el sistema que las rodea. Organizadas mediante una asociación se hacen escuchar para hacer valer sus derechos no solo laborales, sino que también sus derechos como mujeres.

Fademur y su labor

Según la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur), este día se celebra en centenares de poblaciones pequeñas y medianas de España llevando un claro mensaje: reivindicar que la Mujer vale lo mismo que el hombre.

Teresa López es la actual presidenta de Fademur y sostiene que en el último tiempo el feminismo se hizo cada vez más presente y ha tomado protagonismo en acciones rurales, donde la mano de obra de la mujer no vale nada. Capacitación y formación es lo que distingue a estas mujeres emprendedoras que empiezan a tener un papel protagonista en la estabilidad y desarrollo del mundo rural.

Ser mujer en el medio rural

Hoy en día son muchísimas las mujeres que son agricultoras, ganaderas, tamberas o veterinarias, entre otras profesiones, pero para cualquier gestión que quieran realizar por su cuenta necesitan la firma de un hombre que las avale.

Es por ello que las mujeres rurales unidas buscan cambiar este panorama y quieren empezar a ser protagonistas en sus propios trabajos y profesiones.

Unidas y organizadas buscan concienciar sobre este maltrato del cual son las principales víctimas.

Fademur es un emblema para estas mujeres que son olvidadas por el propio sistema del país y luchan contra la opresión masculina. La principal misión de este movimiento es hacer desaparecer la triple discriminación que sufren las mujeres rurales: ejercer una economía sometida a grandes incertidumbres, en un entorno masculinizado y en un medio de poco apoyo social.