Anoche, en una ceremonia celebrada en el Royal Festival Hall de Londres, el mundo del Fútbol eligió a los mejores de la temporada 2017/2018. Y no fueron ni Messi, ni Cristiano Ronaldo. El premio The Best fue para Luka Modric, centrocampista de Croacia y del Real Madrid, C.F.
Hay que recordar que este premio se otorga en virtud de los propios representantes del mundo del fútbol. Son los capitanes de las selecciones nacionales y también los seleccionadores quienes deciden. También se incluye un apartado también para algunos medios e igualmente el voto de los aficionados tiene un cierto peso.
De hecho, este año el voto de los aficionados ha aupado a Mohammed Salah a la tercera plaza.
Por ejemplo, el capitán de España, Sergio Ramos, votó a Luka Modrid, a Cristiano Ronaldo y a Leo Messi, por este orden. Y Luis Enrique, seleccionador nacional, votó a Leo Messi, a Modrid y a Salah.
El resultado no ha podido ser más revelador: Luka Modrid obtuvo un 33,65 % de los votos de los profesionales, y el siguiente en la lista fue Ronaldo, con un 19,64%. Para encontrar a Messi debemos bajar a la quinta posición, con un 7,39%.
Hay que recordar que este premio fue creado en 2016, primer año en que se entregó, y que anteriormente la FIFA otorgaba otro llamado FIFA Balón de Oro (en unión con la revista France Football) y, previo a esto, el premio llamado Jugador Mundial de la FIFA, desde 1991.
Los ganadores de los últimos años
En lo que al The Best se refiere, el ganador de las dos primeras ediciones fue Cristiano Ronaldo, con Leo Messi en la segunda posición. Estos dos jugadores se venían alternando el primer puesto, con independencia de la denominación del premio, desde 2008, coleccionando, cada uno de ellos, cinco galardones.
Pero este año, ambos han decidido no asistir a la gala de la entrega de premios, en protesta por no haber sido elegidos ganadores del mismo. El argentino probablemente creerá que sigue siendo el “mejor de la historia” porque, no sólo en Barcelona, sino en muchas partes del mundo se lo han repetido como un mantra religioso hasta la saciedad.
El portugués seguramente creerá que el mejor es él, y que hizo méritos suficientes la pasada temporada, conquistando su tercera Champions consecutiva con el Real Madrid. Pero ninguno de los dos asistió anoche a la gala. Y los dos se equivocaron.
Ya no son los mejores, y no lo son porque la tendencia lo marca. Sus selecciones respectivas, comandadas por ellos en la Copa del Mundo de la FIFA de Rusia, no lograron grandes resultados. El F. C. Barcelona se estrelló en la Champions y Messi no pudo hacer nada para evitarlo. El Real Madrid, C.F., hizo una Liga Española pobre y Cristiano Ronaldo no brilló especialmente. La final de la Champions estuvo copada por otros jugadores, como el propio Modrid, como Marcelo o como Bale, todos ellos del equipo campeón, el Real Madrid.
Ni Messi ni Cristiano han sabido perder
Pero sobre todo no son los mejores, simplemente porque no han sabido perder. Después de tantos años ganando, se han acostumbrado a la idea de que el único jugador que podía superarles en justicia era su némesis y al mismo tiempo gran motivación: Cristiano para Messi y Messi para Cristiano. No previeron que podía ser uno de los “mortales”, otro jugador no incluido en esa dualidad que, como el bien y el mal, dividía a creyentes de uno y otro bando.
Han faltado el respeto al mundo del fútbol, han restado brillo y prestigio a la gala, y lo han hecho por incapacidad para aceptar la victoria de otro jugador. Han dado muestras de que los valores del deporte, que tantas veces han cacareado como ganadores, no han entrado verdaderamente en ellos, ahora que son perdedores.
Y esto es lo importante: que como deportistas han dejado mucho que desear en este caso. Han decepcionado a todos los que veíamos en ellos a unos ejemplos de superación, de lucha, de espíritu deportivo. Y han demostrado estar más obsesionados por ellos mismos y su reconocimiento, en un deporte que evidentemente es un deporte de equipo, no individual.
Como dice la carta olímpica, el respeto es uno de los valores olímpicos más importantes, que junto con la amistad crea el marco idóneo para que la práctica del deporte suponga y contribuye a la unión de las personas y de los pueblos, en el marco del respeto por los principios éticos fundamentales universales.
El mal ejemplo de estos dos futbolistas, mostrándose como niños enfadados porque no han ganado, es el peor espejo en el que se pueden mirar nuestros jóvenes hoy. Si hubiera un premio a los peores deportistas del año, hoy debería ser para ellos, al unísono. Al menos así, este año, ganarían algo.