No hacía mucho que se despotricaba, ¡Oh sorpresa!, contra las Series españolas de ficción, y es que mientras la gente empezaba a engancharse a series americanas como Los Soprano, House o Lost, aquí, en la ficción patria, seguíamos que si con Los Serrano, Amar en Tiempos Revueltos o Tierra de Lobos, por poner algún ejemplo. Si en un momento dado estas series tuvieron éxito, no eran ni por asomo comparables en calidad a las anteriores mencionadas, no solo por sus diferencias lógicas, sino por un sistema de producción en la que la calidad estaba minusvalorada muy por debajo de la audiencia, con un interés más propio en rellenar parrilla que en otra cosa.

La ficción en la televisión generalista

Eran series que duraban más de una hora, con infinidad de anuncios con las que se ocupaba prácticamente la franja más preciada. Incluso TVE ha maltratado a la ficción con ejemplo de series que ellos mismos han minusvalorado, como El ministerio del tiempo y otras a las que no les han dado el mimo necesario para que pudieran emitirse en condiciones.

Telecinco se ha apoyado sobre todo en rostros televisivos para atraer a la audiencia y tanto Atresmedia como Mediaset han apostado en producciones costosas sin mucho éxito, contando incluso con descalabros, sobre todo Telecinco, en series como Alatriste y Piratas

El resultado de A3 con La catedral del mar no es muy relevante por lo que se comenta, al contrario que Fariña que sí ha tenido un buen resultado tanto de crítica como de público, quizás con la publicidad gratuita que el secuestro de la novela homónima de Nacho Carretero le dio a la serie.

Movistar+ apuesta por el día de mañana

La llegada de plataformas como Movistar+ ha dado un nuevo soplo a la ficción española y es que el referente de Crematorio, como serie de calidad, ha sido clave. Tenemos entonces series de todo tipo que están siendo apreciadas, como por ejemplo, La Zona, Conquistadores Adventum o esta última, que está siendo noticia, El día de mañana.

En esta serie, recuperamos al mejor Mariano Barroso del que ya vimos recientemente una mejora en Todas las mujeres. Y es que el director de Éxtasis apuntaba maneras en su día, pero no llegó a romper.

El guión, también de Barroso, es una adaptación de la novela de Ignacio Martínez de Pisón que narra la historia de Justo Gil, un joven ambicioso que llega a la Barcelona de mediados de los 60, dispuesto a ser un hombre de éxito, pero lo que en principio parece un paraíso de libertad y de oportunidades, será luego un lugar donde una sociedad de la época marcada por el franquismo se impone a sus ilusiones.

La interpretación de los actores es buena, destacando Oriol Pla, Aura Garrido y un Jesús Carroza, tan natural como siempre y un rol un tanto diferente al de quinqui de medio pelo que nos tenia acostumbrado. Karra Elejalde y Pere Ponce están en su línea, aunque el primero un tanto sobreactuado.

La miniserie engancha a la primera por su ritmo y como la historia de culpa y redención se va desarrollando hasta cerrar el círculo al final.