Dos ojos redondos y negros miran a Carla desde debajo de la manta. Se refleja en ellos la luz de la ventana, que durante tantos días fue un marco soleado, lugar de juegos y caricias. Están cansados de mirar y esperar una invitación a un paseo bajo el abrigo del otoño. Sentir que vuelve a fijarse en él como el primer día que se conocieron. Sentir que lejos de no quererle, vuelve la novedad y las sonrisas del encuentro.

Los perros sufren la desatención de sus dueños

Podría tratarse de un fragmento de novela, cuyo argumento trata del desamor de un joven que ha perdido la atención de su amada, ¿Verdad?

Pues es la historia de dos de cada tres perros que sufren el olvido de sus dueños. La desatención de las personas a sus mascotas, es consecuencia de nuestro exorbitante interés hacia los teléfonos móviles. Somos capaces de apartar a un lado a nuestros acompañantes caninos, por la compañía transitoria de nuestros celulares. Extensiones de nosotros mismos que llevamos al baño, a los encuentros con amigos, a las comidas familiares, y a todas nuestras salidas de viaje para capturar el momento y subirlo a las redes sociales. Incluso, emerge la necesidad de tenerlos cerca de nuestras camas, sobre la mesita de noche para no sentir el desasosiego de estar lejos de nuestras vidas virtuales. Se han convertido para algunos, en la compañía perfecta que no hay que alimentar, cuidar, y dar atención.

Se han transformado en mejores amigos que los perros, sin darnos cuenta que los móviles hacen compañía sí, pero no dejan de hacernos sentir solos.

A partir de los 12 años, 8 de cada 10 niños poseen teléfono móvil

El gran impacto que ha tenido la revolución de los teléfonos móviles, se ha extendido en la última década entre la población de edades avanzadas, pero lo preocupante son los datos relacionados con los jóvenes adolescentes y niños, que comienzan cada vez más temprano a utilizar un móvil. La tercera parte de los pequeños entre 6 y 9 años, poseen un dispositivo de este tipo.

Superando el 80%, en mayores de 12 años. Estos lo utilizan como vehículo de comunicación entre sus compañeros, para tener acceso a las redes sociales, o como instrumento de independencia al poder estar localizados por sus padres. Las consecuencias son claras, y es que existe un uso inadecuado en clase, o las radiaciones que irradian los aparatos, provocan graves efectos perjudiciales en la salud.

Lejos de conectarnos con la sociedad y mejorar la fluidez de comunicación, los móviles nos perpetúan a una vida detrás de una pantalla negra, a la espera de ser encendida.