La actriz israelí­ , según Page Six, habrí­a puesto a la Warner Bros contra las cuerdas, sobretodo tratándose de una pelí­cula centrada en el empoderamiento femenino. Al parecer la misma se habrí­a ausentado el mes pasado de una cena en la que iba a otorgar un premio a Batner, acusado por actrices como Natasha Henstridge y Olivia Munn. La Warner ya había rescindido su contrato con el productor a comienzos de la pasada semana pero se desconoce si esto incluye a su productora, de ahí la rotundidad de la actriz.

Los casos de acoso en la industria llevan explotando de un tiempo a esta parte

Y parecen sorprender dado el carácter supuestamente más aperturista del sector. Tras las denuncias a Steven Seagal, Harvey Weinstein, Ed Westwick , Kevin Spacey y la realizada por la actriz Ellen Page conforman lo que podrí­a lucir como una concatenación azarosa de casos desafortunados cuando lo que probablemente resulte sea la punta de un enorme iceberg. Y es que no hay que dejar de tener en cuenta que es en los Estados Unidos dónde mayor gloria ha cosechado el sector audiovisual y esa bonanza ha repercutido en los bolsillos y condiciones de todos los involucrados en el sector. Es fácil adivinar que esto se dará en probablemente mayor medida en la industria cinematográfica mundial.

Obviamente el primer pensamiento que se nos viene a la cabeza es acerca de las actrices. Pero no son las actrices las únicas mujeres trabajadoras del Cine. Existe alrededor de la producción de una pelí­cula un equipo tan extenso como lo sea el presupuesto de la misma y en todos los departamentos puede haber o hay mujeres. Sucede que el sistema de producción cinematográfico es un sistema fuertemente jerarquizado e imbuido de un halo de meritocracia que no termina de ser cierto.

Y en un ecosistema como el que presentamos es en el que el machista se encuentra a gusto. Son sujetos a quienes les asusta una figura femenina fuerte y sólo son capaces de mantener relaciones de superioridad frente al otro género.

Claro está que no se trata un problema enraizado en un sector concreto. Casos de esta índole se dan en cualquier contexto de relaciones entre géneros mientras haya jerarquías de por medio.

En menor medida quizá en las instituciones públicas dado que en las naciones avanzadas se realizan continuos lavados de cara a fin de parecer lo más democráticos y pulcros posible. Pero existe, en todas partes.

Sin embargo, el caso del mundo del cine requiere especial atención

Ya que se trata de un sector de gran calado social. Toda película que siga la narración clásica - la muy inmensa mayoría de ellas- contiene una moraleja o enseñanza de carácter moral. Y esta enseñanza parte desde la desigualdad. Diferentes estudios a lo largo de los años demuestran que no se ha superado la cota de más del 20% de participación femenina detrás de las cámaras. Además, ya en la narrativa en sí, menos de un tercio de las líneas de diálogo pertenecen a personajes femeninos, representando menos del 15% de figuras de autoridad y ejerciendo un 22,5% de la fuerza laboral ficticia según datos de ONU MUJERES en 2014.

Surge la pregunta de si es este el tipo de cine que debieran de ver nuestras hijas. Resulta poco alentador el escaso ejemplo de posibles referencias positivas femeninas. Un terreno fácil de abonar con la semilla del sistema patriarcal para poder perpetuarse. Y todo sistema ha de romperse desde dentro para que realmente caiga.

Decir NO en alto, desde ahí, que se escucha.Es por ello importante señalar la actitud de Gadot. Ahora sí se ha puesto el traje de Wonder Woman,