En todos los medios de comunicación se pueden encontrar noticias sobre los fuegos de Galicia, pero pocos hacen hincapié en las causas.
Los motivos de un fuego pueden ser muy variados. Se mencionan términos como "causas naturales", "negligencia", "incendio provocado" e incluso "incendio reproducido", pero ¿Qué significa todo esto?
Cuando hablan de causas naturales se refieren a rayos, que es la única manera natural de que se produzca un incendio. Los fuegos por causas naturales representan solo el 4% de los casos. Son poco frecuentes y se concentran en julio y agosto, por lo que es poco probable que Galicia haya ardido por una tormenta.
Por lo tanto, el 96% de los incendios son responsabilidad del hombre.
Negligencia. Estamos cansados de escuchar esto, pero ¿Qué significa exactamente? Aquí se recogen las quemas de basura, las colillas y hogueras mal apagadas, pero también la quema agrícola o para regenerar pastos, fuegos controlados que se descontrolaron.
Los incendios reproducidos son los que, habiéndose dado por controlados, vuelven a activarse. Son, por lo tanto, un riesgo ahora que los montes gallegos empiezan a apagarse.
Incendio provocado, lo que más se escucha estos días. Es aquí donde apuntan los indicios de los incendios. A menudo se oye que los incendios provocados son por culpa de pirómanos.
Sin embargo, si hacemos zoom en lo que abarca el término "incendio provocado", vemos que los pirómanos solo representan el 5% de la totalidad de los fuegos provocados, según los datos recogidos en los últimos años.
Es curioso que Galicia acumula hasta el 85% de los incendios atribuidos a pirómanos, según datos tomados hasta el 2003, lo que son unos 800 incendios. Según ADENA y fuentes del Seprona como WWF, expertos en prevención de incendios, el número de pirómanos en España ronda los 100, por lo que se deduce que muchos incendios son atribuidos injustamente a pirómanos.
Por si esto fuera poco, se desconocen los motivos del 57% de los incendios, además de las cifras infladas de pirómanos.
¿Cuáles pueden ser los causantes de los incendios que quedan sin resolver?
Constantemente se dice que esos terrenos son quemados para después urbanizar. Sin embargo, el artículo 50 de la Ley de Montes, modificada por última vez en junio del 2015, prohíbe expresamente el cambio de uso forestal de un bosque quemado durante 30 años y cualquier actividad que impida la regeneración del mismo bosque.
Es decir, que durante 30 años la zona quemada tendrá que servir para la regeneración del bosque quemado. Solo hay dos brechas en esta ley que permitirían el cambio de uso forestal del área quemada y son que ya estuviera planificado un cambio de uso de ese bosque antes del incendio o que, excepcionalmente, se necesite imperiosamente esa zona para su uso público. No estamos ante ninguno de los dos casos, por lo que los montes quemados de Galicia no se pueden destinar a la urbanización.
Otra posible explicación es la venta de la madera del incendio. En los últimos incendios de Las Hurdes, se quemaron unas 8000 hectáreas y de la venta de la madera se obtuvieron más de tres millones de euros. Teniendo en cuenta que en Galicia se han quemado 35000 hectáreas (más del cuádruple), imaginad cuánto dinero se puede obtener de ahí.
Sin embargo, el 85% del dinero conseguido en la venta de esa madera se tiene que dedicar a las arcas de los ayuntamientos afectados por el fuego y el 15% restante en manos de la Administración, para el mantenimiento de bosques y montes. Por lo tanto, no hay beneficiarios privados de la venta de la madera de los incendios.
Por desgracia, si las autoridades no han sido capaces de desvelar este misterio, no voy a serlo yo. Sea quien sea el causante directo del incendio es la falta de prevención el verdadero problema. Los montes, cada vez más abandonados por la reducción del pastoreo, dejan de ser pasto de los rebaños para serlo del fuego.
Esto, unido a la falta de cortafuegos apropiados, los recortes en personal de lucha contra el fuego de los últimos tiempos y las cada vez más altas temperaturas, hacen que una vez declarado un incendio, apagarlo sea verdaderamente difícil. En su extinción tuvieron que intervenir los propios vecinos haciendo cadenas humanas para transportar agua.