Empecé a escribir este artículo después de ver una película llamada Inferno. Ya de por sí el título no es muy alentador así que os podéis imaginar. La cuestión es que la trama iba orientada hacia un final del cual no podíamos huir. Y yo me niego a eso, me niego a aceptar que las cosas son simplemente así y que nunca cambiarán. Creo y tengo fe en el ser humano, y más hoy después de ver otra película titulada Tomorrowland, en la cual a pesar de que en un principio parece no haber solución ninguna, el no rendirse nunca, a pesar de todo, resulta ser la clave para salvar el mundo.
Y es verdad. Nos hemos acostumbrado a oír cada día noticias sobre desastres que no son normales y sin embargo nos lo parece porque se ha vuelto algo cotidiano, y para nada debería ser así.
Me he hartado de ver a los políticos firmar los acuerdos en las cumbres, intenciones que sólo se quedan en papel y nada más. Me he hartado de saber que hay gente que se muere de hambre mientras que otra parte de la población no hace más que engordar, también de escuchar que los polos se derriten y que se alcanzan temperaturas históricas. Y que encima algunos individuos como Donald Trump se atrevan a decir que todo esto es mentira, que el fin del mundo jamás llegará. En algo tiene razón, a él no le pillará y probablemente a mí tampoco, pero quiero irme sabiendo que las futuras generaciones disfrutarán de lo que hoy tenemos.
Quiero dejar un legado que valga la pena, y no un triste y desolado futuro en el que tengamos que sobrevivir en vez de vivir, porque sí amigos míos, mientras unos se pudren en dinero, otros apenas tienen qué comer. Y como decían los filósofos y en esto tienen razón, sólo pueden dedicarse al pensamiento aquellas personas que tengan sus necesidades cubiertas.
Con lo cual vuelvo al principio de todo. Me encantaría que en cada rincón de este planeta se respetaran los Derechos Humanos, necesarios para que pudiésemos dedicarnos a otras cosas. Para que todos tuviéramos las mismas oportunidades.
Ojalá haya más gente que no se rinda porque por muchas desgracias que ocurran, debemos ser capaces de enfrentarlas y seguir adelante pero construyendo un futuro que valga la pena.
Somos seres humanos y sigo pensando que, a pesar de que somos capaces de hacer cosas inhumanas, también somos capaces de hacer cosas maravillosas como son las distintas artes, la ciencia y todos aquellos valores que intentamos transmitir a nuestros seres queridos. Porque si hay alguien que puede cambiar el mundo, esos somos nosotr@s. La humanidad.
Como decía Einsten «somos arquitectos de nuestro propio destino».