¿Qué es verdaderamente lo que está ocurriendo actualmente en España? La pregunta tiene tela marinera y si le preguntas a un extranjero seguro que nos mirará con un gesto de desconcierto impresionante y después de lo del 1 de octubre, el horror se reflejará en sus ojos recordando las imágenes que se han difundido como la pólvora por todos los países del planeta.

Si le preguntas a un/a español/a de a pie, nos responderá según su experiencia, su entendimiento, sus experiencias o quizás en base a las de sus familiares. No hace falta que haya vivido nada para sentirlo en su piel, pues por una inconsciente lealtad familiar, tomará como personal lo más mínimo ocurrido a su padre, su abuela o su tatarabuelo.

Entonces ¿por qué debemos regirnos para explicar qué pasa?

La verdad a trozos, el cuento del elefante

Había una vez un grupo de científicos ciegos reunidos en torno a un gran elefante. Del animal cada uno solo podía tocar una parte y cada uno de ellos recibía una impresión distinta según la zona que tocaban. Cuando todos ellos empezaron a describir al elefante, ninguno se ponía de acuerdo en la descripción y ahí empezó la porfía. Lo más importante ya no era saber cómo era el animal sino llevar la razón, cuando ninguno de ellos conocía la verdad absoluta, sino talmente a medias.

¿De dónde pues viene el verdadero origen del sentimiento independentista catalán? Y una vez hallado (si es que existe una verdad contundente que pueda rebatir cualquier otro argumento) y valorado los pros y los contras ¿en verdad merece la pena entrar en un círculo cerrado donde todos nos podemos ver arrastrados por la violencia y la enemistad?

Viejas sombras sobrevuelan de nuevo

Cuando en una familia hay discusiones, normalmente se intenta confrontar opiniones, argumentar, dialogar, todo lo necesario para que el orden, la armonía y el cariño de siempre recuperen sus niveles corrientes. Así debemos ver nuestra nación, como una gran familia donde nos sintamos orgullosos de nuestra bandera como símbolo que nos representa a todos y no sólo en los mundiales de fútbol.

Debemos recordar que no hace tanto que nuestros abuelos se mataron entre sí en una guerra absurda entre hermanos, que nos marcó para siempre y que como hoy, vino siendo una vergüenza para el resto del mundo.

No vivimos en esos años de canto al sol, bandera imperial y exilios, afortunadamente hemos avanzado (o eso quiero creer), nuestra mentalidad es mucho más flexible, más empática hacia el prójimo como para caer de nuevo en craso error como fue la guerra civil española.

Un cuento sin fin, si ellos no quieren

Para variar, todo el cotarro lo dirigen unos cuantos individuos a cargo del país y que en lugar de serenar y hablar por horas, meses o el tiempo que haga falta (para que ningún ciudadano salga perjudicado en lo más mínimo de estos tiras y aflojas) se dedican a abrir una auténtica guerra campal desde sus despachos y que los civiles protagonizan como simples peones de un terrorífico ajedrez, manipulados tan sutilmente que ni ellos mismos se dan cuenta.

¿No será todo esto una planificada estrategia de despiste al españolito a quién las deudas le agobian, no tiene trabajo y lleva esperando una interminable lista de dos años para un trasplante de riñón? ¿No será que todo esto no es más que un malévolo plan, en el que el objetivo es enervarnos para dejarnos ciegos ante lo verdaderamente importante?

Ruego al entendimiento, a la buena fe entre hermanos, por armonía y paz entre nosotros, que nuestra historia no repita capítulos, que con los que tenemos en nuestro haber debería ser suficiente para haber aprendido de una vez por todas.