El pasado viernes, día 22 de septiembre, en Chile, el cantautor Joan Manuel Serrat se mostró en contra del referéndum en Cataluña por considerarlo "no transparente", además de, según el artista, ser un proceso que está creando "una fractura muy difícil de superar" en la sociedad española. De la misma manera, el catalán se mostró partidario a los referéndums, pero, al igual que muchos otros ciudadanos, partidario de referéndums transparentes y con diálogo. Algo que no se está dando en este proceso en concreto.

Partidarios y detractores de Joan Manuel Serrat

Como todo alrededor de la situación que se está viviendo en Cataluña, las declaraciones de Serrat han generado opiniones tanto en contra como a favor.

En las redes sociales, los partidarios de este referéndum criticaron duramente a Serrat por el simple hecho de mostrar una opinión diferente a la suya. Profiriendo algunos insultos, que aquí no voy a repetir por dos motivos fundamentales: primero porque soy partidaria del respeto a todas las opiniones siempre y cuando no vulneren derechos de lo demás; y segundo, porque no creo que Serrat sea una persona contraria a que el pueblo manifieste su voluntad.

Mientras que han sido muchísimos los defensores del cantante, se ha creado una campaña en Twitter, bajo el hashtag #JoSocSerrat, que anima a escuchar su famosa canción Mediterráneo para tapar las barbarides que sin duda, se han dicho, y probablemente, se sigan diciendo.

Igualmente, "su primo" Joaquín Sabina, manifestó su apoyo al catalán durante su concierto de Alicante.

No es un delito estar en contra de este referéndum

No entienden nada los que critican al cantante. No entienden absolutamente nada. En ningún momento se ha mostrado en contra de votar. Como muchos ciudadanos, Serrat se posiciona a favor del respeto a la Constitución y del diálogo.

A favor de procesos transparentes y participativos.

Estamos perdiendo el norte en este "conflicto". No se trata, como algunos están haciendo, de estar a favor o en contra de votar sin más. No, existen los matices. En mi opinión, todo esto es mucho más fácil: somos muchos los que estamos a favor del derecho a decidir, pero siempre y cuando se respete el Ordenamiento Jurídico y no se aprueben leyes, como la Ley de Transitoriedad, con nocturnidad y de forma tan opaca.

No puede ser que cada vez que se manifieste una opinión que no guste a los demás entremos en una oleada de insultos y despropósitos que no hacen más que demostrar que igual somos una sociedad con muy poca educación cívica y democrática, y esto no es bueno para nadie, ¿os habéis preguntado qué pensarán en Europa de esta manera? Tanto por una parte como por la otra, de llevar una situación tan delicada, ¿cómo nos estarán viendo? Porque, en mi humilde opinión, damos vergüenza.