El primero de septiembre tuvo cita en la Plaza de Mayo una movilización para que aparezca con vida Santiago Maldonado.Miles de personas se preguntan dónde está y, casi sin respuesta alguna, la democracia se vuelve a manchar en el país de los desaparecidos. A un mes de su desaparición sólo hay conjeturas o hipótesis de lo que pudo suceder.
argentina vuelve a caer en la inoperancia de su Estado, en la negligencia de las fuerzas de seguridad, en el arrebato a la libertad y en olvidar la promesa que se hizo este pueblo hace 34 años atrás, cuando Argentina empezaba a caminar de nuevo por el sendero de la democracia: ¡NUNCA MÁS!.
Lo cierto es que la marcha fue pacífica, concurrieron familias con niños, jóvenes de toda índole, grupos políticos y gremiales con algunas banderas; algunos organismos de derechos humanos todos reclamaban con el mismo fervor la aparición de Maldonado.Cuando en pleno acto se escuchaba su nombre, al unísono la multitud contestaba con un grito de rabia; enojo; confusión: ¡PRESENTE! .Ese grito desgarrador que nos hace mirar al pasado más oscuro de la historia Argentina que fue escrito con sangre, hoy vuelve a presentarse al reclamar: ¡Aparición con vida!.
La movilización se descentralizó alrededor de las 19 horas. Después vino el caos de la mano de los inadaptados de siempre, pintadas en el edificio histórico –Cabildo-; tachos prendidos fuegos; caras tapadas; palos en mano.Nadie puede explicar cómo una marcha pacífica se tiñó oscura.
Ahora los medios en vez de ocuparse por saber ¿dónde está Santiago?, empiezan a publicar notas de lo que cuesta reparar el caos que se dejó en el corazón de la ciudad.Hablan de una cifra aproximada a 5.8 millones de dólares.Cuánto costará la vida de un ciudadano, que todavía esa cuenta no está en ningún portal.
El 24 de agosto del corriente se cambió la carátula del caso Maldonado por: “Desaparición forzada”.Precisamente 23 días después de su desaparición, la fiscalía federal de Esquel, provincia de Chubut.
Pidió al juez Guido Otranto una nueva carátula, tardaron en darse cuenta del contexto; por eso parece tanto que el pasado regresa y que los ecos de la realidad desaparecen de a poco.
Estamos en presencia del sentido incoherente, tanto el gobierno como la televisión, los grandes diarios o mejor dicho los medios de comunicación argentinos: divulgan hechos personales como la vida o el trabajo, hasta juegan a hablar de libertad.Cuando no hacen otra cosa que repetir todo el día la misma noticia.Pero callan la verdad, la vida que vivimos, la inseguridad que sufrimos; hasta son capaces de negar la impotencia y la desazón que siente el pueblo argentino por sumar un nuevo desaparecido.