Ayer, se conoció que Manuela Carmena se había gastado 5.000€ en un billete para ir en ''business'' a Canadá. Obviamente esto generó polémica ya que resulta chocante, que una mujer que ha pertenecido al Partido Comunista, que tiene en su partido a tipos que no esconden su admiración a Lenin, que se vanaglorian del régimen chavista o que lloran la muerte de Fidel Castro, a priori, no parece que sea algo muy coherente. No obstante, la mejor forma de responder a la pregunta: ¿es coherente ser comunista y rico? La encontramos en el Manifiesto Comunista, La Biblia de la extrema izquierda.
Un ''panfletillo'', no llega a ser libro, de apenas 100 páginas en las cuales podemos leer:
''La existencia y el predominio de la clase burguesa tienen por condición esencial la concentración del capital en manos de unos cuantos individuos. Ser capitalista es ocupar un puesto, no simplemente personal, sino social, en el proceso de la producción. El capital es un producto colectivo, por tanto, aspiramos a convertir el capital en propiedad colectiva. Nos reprocháis, para decirlo de una vez, querer abolir vuestra propiedad. Pues sí, a eso es a lo que aspiramos''.
‘’¿En qué se funda la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro privado. Sólo la burguesía tiene una familia, en el pleno sentido de la palabra; y esta familia encuentra su complemento en la carencia forzosa de relaciones familiares de los proletarios y en la pública prostitución.
Es natural que ese tipo de familia burguesa desaparezca al desaparecer su complemento, y que una y otra dejen de existir al dejar de existir el capital, que le sirve de base. El proletariado se valdrá del poder para ir despojando paulatinamente a la burguesía de todo el capital, de todos los instrumentos de la producción, centralizándolos en manos del Estado’’.
Después de leer lo escrito por Marx, algunos pensarán que es evidente que quieren que todos vivamos en un país comunista, mientras ellos saborean las mieles de un sistema capitalista. Pero eso es falso, son marxistas puros. Se preguntarán ustedes si he enloquecido. En absoluto, sólo hay que revisar la biografía del propio Marx.
Un alcohólico que jamás trabajó, que se casó con Jenny von Westphalen (una aristócrata), que tres de sus hijos murieron de frío y hambre mientras su amigo Wolff le ofrecía un puesto de trabajo a dos manzanas de su casa que jamás aceptó y que fue mantenido por su amigo Engels, hijo de un multimillonario empresario de una empresa de textil. Y su ‘’gran obra’’ la escribió mientras abusaba sexualmente de su criada. Comunista sí, pero con una criada asalariada y explotada, que es la forma en la que él se refería a los trabajadores.
En conclusión, cumplen a la perfección el modus vivendi de los líderes comunistas. Son farsantes que se aprovechan de la ignorancia de una población cada vez más analfabeta, que lejos de aprovechar la época en la que más sencillo es acceder a la información para corroborar sus tesis, prefieren ‘’formarse’’ a golpe de tweet y balar como borregos burdas soflamas.