Basado en una parte del capitulo "Salvaguarda y Mejora tu Entorno", del libro El Camino a la Felicidad, escrito por el señor L. Ron Hubbard y que surge como un principio brillante para la salvaguarda de nuestro planeta. Puede resultar enorme para algunas personas platear se la necesidad de atender el planeta que compartimos, incluso irreal. Hoy sabemos que lo que pase en cualquier parte del mundo va a afectar en cierta medida lo que ocurra en el resto de lugares del planeta. En cierta medida, también alcanza a tu propia casa, por ejemplo con la comida que viene desde fuera.
Estudios recientes, hechos desde el espacio con sondas, nos dicen que nuestra casa, la Tierra, podría dañarse hasta un punto irreversible. Esto puede suceder en este periodo de tu vida. Lo vemos con animales ya extinguidos en los últimos años.
Cortar y contaminar bosques, ríos y mares, ensuciar el aire de más, y sobre pasaríamos el punto de recuperación. La temperatura podría hacerse extrema y la lluvia hacerse tóxica. La vida tal como la conocemos puede dejar de sobrevivir en un medio así. Uno se puede plantear que “si esto podría ocurrir realmente, ¿qué cosa podría yo hacer para contribuir a resolverlo?”.
Es cierto que aunque uno simplemente pusiera una cara de desacuerdo mirando a la persona que hace acciones que deterioran el planeta, pues uno estaría al menos haciendo algo.
Simplemente el mantener y expresar una opinión de que algo no ayuda y que daña nuestro planeta pues ya estarías haciendo alguna una cosa.
El planeta y su cuidado empieza desde nuestro alcance más cercano. Y avanza por la zona en que uno se mueve hasta el trabajo o la clase. Y se amplían hasta cuando estás en lugares de recreo.
Por un día o incluso por una semana de vacaciones. Las latas y los plásticos que ensucian el campo y la basura que ensucia el agua, las hierbas secas que con los cristales pueden prender al bosque, en esas acciones uno puede hacer algo, puede ser contributivo. Hasta plantando un árbol lo es. Y aunque podrá parecer poco, es algo.
En algunas áreas del globo las personas de edad no están ociosas y desmoralizadas no contribuyendo más, sino que de algún modo, se ocupan de embellecer el Medio ambiente desde la creación y mantenimiento de espacios como huertas, hasta recogiendo basura y aportando para los demás un buen lugar donde estar en jardines e incluso en parques y bosques.
Existen suficientes recursos para atender el planeta. Lo principal es que no se les usa. Uno puede ver en la historia de los Estados Unidos de América proyectos como el del Cuerpo Civil de Conservación, iniciado en 1930, el cual logró mucha más riqueza de la que gasto tuvo para el estado, usando las energías de los des empleados y de jóvenes, en la época de la depresión económica.
Esta acción contributiva para el planeta reforestó grandes extensiones, entre otras cosas, que ayudaron a cuidar el entorno. Ahora no existe este Cuerpo, pero existen proyectos que sí contribuyen. Y al menos uno puede decir que estos son valiosos y puede apoyar a los líderes de estos a que lleven a cabo las tareas necesarias para cuidar nuestro entorno y la Tierra.
Ayudar a la Tierra
No existe falta de adelantos técnicos. Pero este uso y su creación para la aplicación a la mejora del planeta cuestan dinero. Hay dinero disponible si se siguen direcciones económicas con sensatez, con estás políticas económicas que no cargan a todos. Estas políticas existen. Uno puede contribuir a ayudar al planeta de muchas formas.
Todas ellas empiezan con el pensamiento de que uno mismo tendría que hacerlas. Y avanzan al indicar al resto que también deben contribuir.
El ser humano esta en un punto de capacidad en que puede destruir la vida, incluso el planeta. Lo propio es llevarle en dirección a incrementar su capacidad y las acciones de rescatar su medio ambiente. Al fin y al cabo es por donde andamos y el nos sujeta. El camino a una vida más feliz podría no tener suelo sobre el que viajar, si otros dejan de ayudar a salvaguardar y mejorar el entorno de todos nosotros.