De esta manera el Partido Popular se convirtió en el partido que gobernaría en España.

Los que presumen de democracia, pero realmente son mentores en corrupción, vienen contando que el Partido Socialista decidió las mejores de las opciones en abstenerse aquel día, según ellos, para “desbloquear el panorama político que vivía España”. Qué cachondos.

Aquí entra la figura de Pedro Sánchez, que decidió echarse a un lado, a la izquierda sin duda, y decir que 'no' a un gobierno de ladrones y gente que no conoce la honestidad. El trasfondo de la jugada dejó claramente al PSOE más dividido de la historia.

El panorama político se desbloqueó gracias a la abstención del partido socialista o en otras palabras, gracias a que el PSOE hizo lo que ninguno de sus votantes quería. Unos hablan de que el partido que en pocos días se preparará para las Primarias, evitó que se celebraran unas elecciones en diciembre del año pasado por el temido “sorpasso” de Podemos. Desde luego que no fue así. Tal y como dijo el propio Pedro Sánchez en la entrevista con Jordi Évole de hace unos meses, el ex líder del PSOE fue amenazado por empresas con gran poder e influencia en España. Amenazando con que 'ojito' con pactar con “los de Podemos”. Una amenaza histórica como cada caso de corrupción que sale del partido de Rajoy, semana tras semana.

Atado de pies y manos, Sánchez actuó como el único que parece ser de izquierdas en su partido y no participó en la bochornosa decisión. Se acercan las citadas primarias y los votantes tienen dos vías claras el día 21 de este mes: Susana ‘Sauron’ Díaz, que encarna la figura contraria a Pedro Sánchez, con claros objetivos desde que ascendió su popularidad dentro del partido, y unos tintes de cierto derechismo que la dejan en un lugar que en “mi equipo de izquierdas” no iría ni convocada.

El otro camino se acerca más al espíritu que todos conocimos del partido socialista cuando la gente más lo necesitaba allá por los años 80. El partido que luchó por las injusticias sociales y la igualdad. El que no antepone banderas y territorios imaginarios con líneas imaginarias que obligan a gente desconforme, y con razones, a vivir en un sistema corrupto.

Un partido que no pone por delante los nacionalismos a la calidad de vida necesaria. Este camino de Sánchez es el factible para que la gente de izquierdas no solo se entienda cuando está en la cárcel.

El barco en el que estamos y el objetivo principal es el mismo, o debería serlo. Parar al partido más corrupto de Europa, eliminarlo de la sociedad y que vivamos con individuos que merezcan nuestra concesión de poder, sean honestos y no jueguen con las ilusiones y la vida de las personas humildes.

Pensar en España, suena a discurso derechista. Pensar en la gente suena a discurso que sale del corazón. A la izquierda y rojo.