El sueño de irse a otro país a vivir nuevas experiencias, sea de estudio, trabajo o turismo es la ilusión de millones de personas en el mundo, en especial jóvenes. Hoy escribiré sobre mi experiencia personal en el cambio de país, ¿cómo logré hacerlo? ¿por qué dejé mi país natal? en este artículo les contaré.

¿Quién soy yo?

Soy una joven periodista de 26 años de edad que nació en la tierra de donde supuestamente somos las mujeres más bravas de Colombia, sí eso dicen, pero no se asuste que no es así, en realidad somos mujeres 100% amorosas, tiernas y muy nobles pero con sangre luchadora y guerrera, esa tierra que me vio nacer es el hermoso departamento de Santander en el oriente colombiano.

Desde que estaba en la universidad cursando mi carrera como periodista, mi sueño siempre fue venirme a España a estudiar mi máster, pero como la mayoría de ustedes sabrán, salir de nuestros países es un rollo largo, complicado y sobre todo, de mucho dinero. Me gradué y empecé a trabajar, desde ese entonces dejé de un lado mi sueño de venirme a Europa a estudiar y me dediqué a trabajar. Después de dos años de estar trabajando, logré el cargo que siempre había soñado y en una de las mejores instituciones de Colombia y la mejor escuela para nosotros los periodistas, el Ejército Nacional de mi país, allí trabajé por dos años y allí mismo tuve que tomar la dura decisión de decir adiós y empezar a hacer realidad mi sueño de "saltar el charco" y empezar a vivir en Europa.

¡Aquí comienza lo bueno!

Apliqué a una beca y por fortuna me la gané, empecé a hacer todo el proceso, papeles, visa, vueltas y más vueltas. Después de cuatro meses en todo ese proceso ya tenía mis tiquetes rumbo a la capital española, Madrid. Pero, era el momento de despedirme del trabajo que siempre había soñado, era el momento de renunciar a lo que siempre había querido.

Renuncié y con un gran homenaje por parte de mis jefes y compañeros de trabajo me despedí de la que fue mi casa y mi escuela por los últimos dos años.

Pero esa no fue la despedida más dura, cuando tomas la decisión de irte a otro país, tomas la decisión de dejar atrás tu familia, amigos, tu tierra, tus costumbres y tus raíces, esa si que es una dolorosa despedida.

Mientras estás feliz por hacer realidad tu sueño no te das cuenta de lo difícil que va a ser más adelante estar lejos de los que amas.Mi familia me organizó una gran despedida con todas las de la ley, como decimos en Colombia, con comida típica de mi Santander, carne oreada, papa salada, guacamole y el famoso y delicioso mute, sin duda alguna la mejor despedida. Mis amigos no se quedaron atrás y también me hicieron saber la falta que les haría y sin dudarlo, lo mucho que yo los iba a extrañar.

El momento del aterrizaje

Se llegó la hora de volar, los nervios estaban a flor de piel, eran más de nueve horas sentada dentro de un avión, pensaba en qué haría todo ese tiempo pero al final se pasó, como el avión, volando.

Cuando ya iba camino a España por un momento se frenó mi felicidad e ilusión y empecé a pensar ¿qué estoy haciendo? ¿por qué me vine para acá? ¿qué haré sola en este país? ¿ y si me pasa algo, a quién le digo? todas las preguntas y nervios que no me hice ni sentí mientras planeaba todo el viaje, empezaron a surgir cuando ya no podía hacer nada porque iba a miles de kilómetros de mi tierra.

Finalmente llegué al aeropuerto Barajas, uno de los más grandes del mundo y de entrada me recibió un hermoso amanecer y un frío terrible, pues la temperatura promedio de la ciudad de la que soy es de 26-28 grados. Todo iba bien hasta que en migración cuando dije que era colombiana, me cambiaron la mirada, sí tristemente tendremos que cargar con ese estigma para toda la vida.

Ya al salir del aeropuerto y empezar a ver la ciudad, mi corazón latía a mil, los miedos desaparecieron y la sensación de querer comerme el mundo empezó a pedir salida de nuevo. Madrid es una de las ciudades más encantadoras que he conocido, tener el privilegio de poder vivir aquí y disfrutar cada uno de sus rincones es verdaderamente, un sueño hecho realidad.

El choque cultural

Este si que fue una Aventura, recuerdo tanto que la primera vez que entré a un restaurante aquí en Madrid, eran las 11:00 am, pedí un "tinto" en Colombia es un café y por lo general se toma en la mañana, pues cuando me trajeron el tinto vi que era una copa de vino e inmediatamente le dije al mesero "-Pedí un tinto no una copa de vino- este me respondió -no le entiendo, ahí está su tinto y es un poco temprano para tomar ¡eh!-." y así empecé a aprender que esta aventura, era un cambio de 360 grados.

En Colombia lamentablemente no tenemos metro, así que coger el metro o renfe era algo totalmente nuevo para mi, fue una odisea evitar perderme y no subirme en la línea equivocada pero finalmente, aprendí y hoy en día me muevo en este medio de transporte como pez en el agua.

Otra de las "Estrelladas" fue a la hora de pedir algo en un bar, tienda o supermercado pues en mi país tenemos la costumbre de decir 'me regalas' y aquí la primera vez que dije así, me respondieron lo siguiente "-que yo no te regalo, yo te vendo-." ¡Ups! otra grande sorpresa pero una palabra más para eliminar de mi léxico.

Y así empezó mi sueño de vivir en España, explorar cada una de sus ciudades, su gente, cultura, gastronomía y demás encantos que tiene este hermoso país, no sin dejar de un lado, lo mucho que extraño a mi Colombia querida.

¡A estudiar!

El primer día de la "U" fue como el primer día de colegio, nervios al 1000% ¿Quiénes serían tus nuevos compañeros? ¿será que si caeré bien? estas y miles de preguntas más pasaban por mi mente.

Inicié mi MBA y mi máster en Marketing en la Escuela Europea de Dirección y Empresa, Eude Business School, la verdad lo que todo el mundo se imagina es que llegarás a estudiar, en su mayoría, con españoles, pero no así no fue. De 30 personas que somos en el salón de clase, sólo 6 son españoles los otros 24 somos latinos, ya se imaginarán la alegría de ese grupo.

Hoy, siete meses después de haber tocado tierra española, puedo decir que ha sido la mejor experiencia que he tenido hasta el momento, sumergirte en una nueva cultura, nuevas costumbres, cambios de horarios, estaciones y también la comida.

Hacer nuevos amigos y aprender cada día algo, es como un acto de magia en el que no quisieras que el mago desaparezca a la pobre paloma, pues eso quisiera, que el tiempo no vuele y poder seguir disfrutando del viejo continente.