Es indudable que Ridley Scott tiene talento, y que se trata de uno de los directores más influyentes de la historia, con algunas películas, como Blade Runner o Gladiator, que han marcado un antes y un después. Y lo más importante: dirigió la primera entrega de Alien, una historia simple de supervivencia, en la que la criatura, el Xenomorfo, aportó el factor decisivo para lograr su “status quo” como leyenda del género de ciencia ficción.

Esta saga de películas, en mayor o menor medida dependiendo de la entrega, es absolutamente fascinante, y desde la segunda iteración realizada por el director James Cameron, los fans han suplicado una película a la altura.

Esta parecía haber llegado, después de 38 años, con Alien Covenant, y aunque el resultado es notable en términos técnicos, su guión e historia están repletos de detalles que merman su credibilidad, interés, y que, básicamente, son absurdos. En este texto, hablaremos de algunos de ellos, por lo que pido precaución, si no han visto la cinta, y prefieren disfrutar de ella antes de continuar la lectura.

Parejas innecesarias de personajes ilógicos

Para empezar, nos topamos con una tripulación formada por parejas; y para establecer de forma exacta quien es pareja de quien, hay que recurrir a un prólogo, publicado en Youtube, en vez de estar bien construido en el metraje principal. Además, no existe razón alguna por la que todos deban viajar en parejas, y no se detalla su necesidad en la misión.

De hecho, a cada muerte que sucede, su pareja correspondiente pasa página de forma veloz, poco perceptible. Esta es la primera oportunidad que la película desaprovecha, puesto que ignora el potencial narrativo de tener dúos de personajes, para presentarnos lo que básicamente es carne de cañón para los Aliens. Están ahí para morir, de las formas más merecidas posibles.

¿Y por qué merecidas? Hablamos de una tripulación responsable de una misión colonizadora, con una nave que transporta 2000 colonos. Debido a una serie de fallos, despiertan antes de llegar, y, fíjense que casualidad, reciben una señal humana codificada que les lleva a un planeta desconocido, que parece ser viable para vida terrícola.

En Alien, el 8º Pasajero, debían responder a una señal desconocida porque legalmente se les exigía, para tener opción de emolumento, pero en Alien Covenant lo hacen por conveniencia del guión; intentan justificarlo con un par de líneas de diálogo en las que enfatizan que no quieren volver a dormir en las cápsulas, pero sigue siendo absurdo: 2000 colonos, y un planeta absolutamente desconocido fuera del plan establecido. Pese a los avisos absolutamente lógicos de Daniels, el capitán actúa como títere del guionista, e insiste en violar la normativa establecida.

Una vez llegan al planeta en cuestión, ignoran cualquier medida de seguridad científica, y se dedican a pasear con positivismo, sin casco, fumando, tocándolo todo, y sin fijarse siquiera en lo que pisan.

¿Acaso olvidan que están en un mundo desconocido? Como es lógico, algunos de los tripulantes acaban infectados, lo que lleva al nacimiento de un par de criaturas, Aliens albinos, que empiezan a matar a todo lo que encuentran. Aquí entra esa pereza por parte de los guionistas, que empiezan a establecer esas excusas tipo “yo me quedo, aquí, y me separo del grupo, para investigar”, “yo me voy, que tengo que orinar”, “voy a descansar, y a lavarme un poco”, casi homenajeando esa famosa crítica que hizo Scream en su día, en la que cada personaje que afirmaba “en seguida vuelvo”, nunca volvía. Y, por supuesto, el capitán se lleva la calma, quien después de matar a un Alien que ha decapitado y devorado a una compañera, no dispara al androide que quería proteger al monstruo, sino que le escucha y sigue con confianza, hasta llegar a asomarse a unos de los famosos huevos, a petición del susodicho androide, hasta infectarse.

Absolutamente ridículo.

Y no vamos a entrar en la escena de la flauta, ya que solo haberla vivido una vez es suficiente tortura.

El respeto a la mitología Alien

Como hemos dicho al principio de este escrito; el Alien es lo que hace fascinante a esta franquicia, y todos los fans conocen muy bien el ciclo vital de esta criatura; su proceso de fecundación, nacimiento… En Alien Covenant, la gestación de estas criaturas es corta, muy corta, hasta el punto de nacer casi al instante, en vez de generar tensión con la espera; y además el conocido “revienta-pechos” es sustituido por una versión pequeña de los Xenomorfos adultos, en vez de ser la larva repulsiva que recordamos. ¿Acaso el director de la cinta original no recuerda el ciclo vital de su propio monstruo?

Y lo que es más confuso; estos “mini-Aliens” crecen a una velocidad vertiginosa, casi engrandeciéndose a medida que se mueven.

Algunos excusarán estas incongruencias gracias las propiedades del conocido líquido negro, heredado de la anterior película: Prometheus; pero incluso en esa película, dicho líquido tardaba bastante en hacer reacción, y tampoco sabemos exactamente cómo funciona, por lo que los guionistas adquieren un “todo vale” en potencia, para sacar adelante su guion.

Y por supuesto, aún habiendo matado a los Aliens con los que se cruzan, la película se saca de la manga un último monstruo, muy convenientemente situado en la nave Covenant, pero sin un establecimiento previo claro. ¿Cómo se infectó ese tripulante con un Xenomorfo como el del capitán?

Un “atrapa-caras” le ataca, pero es salvado por un compañero; y el androide villano le cura unas heridas, por lo que podríamos deducir que le infecta con líquido negro, pero este líquido había generado criaturas albinas en los otros personajes, y en este caso, el monstruo es distinta. ¿Cómo funciona todo esto? ¿Cómo puedo encajar las piezas de un puzzle que ni siquiera está bien construido?

En general, la mano de los guionistas se ve demasiado a menudo, tanto que podríamos hablar de Deus Ex Machina, con aspectos narrativos que aparecen de la nada, como cuando el androide villano comienza a regurgitar embriones alienígenas; ¿de dónde los ha sacado?, si en ningún momento de la película los hemos visto.

Se trata un guion perezoso, que busca excusas para tener Aliens en una cinta que se torna innecesaria a cada visualización que le doy, y que no siente preocupación por contar una historia coherente con el legado que maneja, ni por crear personajes carismáticos y con un mínimo de lógica.