Netflix lanza una extensión que permite ver un contenido al mismo tiempo con otras personas y sigue sumando adeptos a su ya ingente base de datos de suscriptores en todo el mundo. Y el caso de España no es una excepción, ya que son muchos los usuarios que demandan mayor variedad y cantidad, pero sobre todo calidad de contenidos, ya sea en formato de serie o en formato de película.
“El Hoyo” es una de las recientes adquisiciones de la popular plataforma de streaming, siempre en búsqueda de producciones atractivas para incorporar y promocionar tanto en su abultado catálogo como en sus redes sociales.
“El Hoyo” es una producción 100% española, de mano de Basque Films, y que supone la ópera prima del joven director vasco Galder Gaztelu-Urrutia. La película está causando, cuanto menos, inquietud y desasosiego entre los usuarios que han tenido la oportunidad de verla durante este mes de confinamiento. Triunfadora en el festival de Sitges de 2019 en la categoría de mejor película, además contó con tres nominaciones en los Premios Goya, entre ellas, la de mejor dirección novel.
Metáfora minimalista de la sociedad
Con un arranque directo y muy atractivo se presenta rápidamente la situación que vamos a vivir. El protagonista, Goreng (interpretado por Iván Massagué), despierta en un escenario totalmente insólito, una celda que forma parte de una especie de prisión vertical de infinitos y desconocidos niveles.
Está acompañado por un anciano criminal, Trimagasi (interpretado por Zorion Eguileor) que le explica el funcionamiento del lugar en el que se encuentran recluidos. Este comienzo nos recuerda a otras cintas que arrancan de forma similar, como es el caso de The Cube (1997), pero pronto veremos que el protagonista vivirá situaciones realmente angustiosas que pondrán al límite su capacidad de adaptación y harán aflorar su instinto de supervivencia.
La película constituye un ejercicio narrativo que plantea el concepto de la lucha de clases desde un punto de vista extremo y, al mismo tiempo, nos muestra el continuo cuestionamiento de la condición humana. Siempre habrá personas más nobles que apelen a la solidaridad espontánea, y siempre habrá personas más ruines que apelen a las medidas más drásticas e inmorales.
El choque de ideologías está servido. En esta pelea no sabremos si será más útil la hoja de un cuchillo afilado o las páginas de un clásico de la literatura universal.
Crítica de la sociedad capitalista del siglo XXI
Se ponen de manifiesto varios interrogantes que subyacen a lo largo del recorrido vivido por el protagonista en la estructura vertical en la que se encuentra recluido. Es cierto que en la película estamos inmersos en una distopía, sí, pero resulta más que evidente que en ”El Hoyo” se plantean interrogantes presentes en las sociedades actuales: ¿Qué mueve realmente a las personas? ¿Qué tipo de sociedad construimos? ¿Apelamos a los de arriba pero al mismo tiempo subyugamos a los de abajo?
Ante situaciones drásticas y de incertidumbre ¿podemos confiar en los dirigentes, o existe una falta evidente de liderazgo? En una época en la que trabajamos, compramos, cuestionamos y, en definitiva nos relacionamos online, estar sentados cómodamente en nuestro sofá, ratón en mano, quizá no sea suficiente para enfrentar los acontecimientos.
Ciertos paralelismos con el confinamiento por el COVID-19
Quizá pueda resultar exagerado establecer paralelismos entre la situación planteada en “El Hoyo” con la actual situación de confinamiento motivada por el coronavirus. Pero, posiblemente, todos aquellos que hayan tenido la oportunidad de ver esta gran película hayan establecido ciertas semejanzas con la situación que venimos viviendo en el último mes.
La película en sí ya es tremendamente perturbadora, pero visionarla dentro del escenario actual de una pandemia mundial, proporciona, cuanto menos, una incómoda incertidumbre y una excelente dosis de terror distópico.La Panna Cotta y los caracoles ya no sabrán igual a partir de ahora.