Bajo los hashtags #EUDayConservationRestoration y #14ODíaCR, la jornada de hoy está destacando por una mayor conciencia social hacia la conservación del Patrimonio Cultural en las redes sociales.

Día europeo por la conservación del Patrimonio Cultural

Para que la conservación del Patrimonio Cultural sea una realidad, hay que saber gestionarlo y conservarlo adecuadamente, contratando a personas tituladas y cualificadas para tal envergadura.

A continuación, las pautas de una adecuada conservación preventiva:

La conservación preventiva es crucial

Empresas internacionales pioneras en la implantación de sistemas de gestión de la conservación y prevención del Patrimonio han necesitado establecer un diagnóstico del estado del bien cultural ofreciendo así un panorama más fiable de las fortalezas y debilidades de su conservación, indagando sobre dos grandes interrogantes: 

  • ¿Qué nivel de cuidados se procura al Patrimonio Cultural? 
  • ¿Qué recursos se destinan a ello?

El estudio de la situación, necesariamente previo a cualquier toma de decisiones para mejorarla, ha sido obtenido frecuentemente de auditorías programadas desde los organismos oficiales.

El diagnóstico obtenido define, en gran medida, la metodología a aplicar. Para ello, éste debe ofrecer una imagen global, identificar los problemas de conservación y medir los riesgos para la conservación.

La evolución de los sistemas ha sido paulatina pero consciente en sus teorías

Los sistemas para la identificación y la evaluación de riesgos en Patrimonio han evolucionado en los últimos 30 años desde la descripción y caracterización de los deterioros hacia métodos basados en el pronóstico con el fin de conocer mejor las necesidades de conservación. El modo con que se han ido planteando los interrogantes ha conducido a la creación de herramientas que son el reflejo de este progresivo cambio.

Este lento pero inexorable cambio ha generado una literatura compleja que ofrece instrumentos estadísticos y escalas logarítmicas para caracterizar situaciones, con aporte de múltiples datos y mayor fiabilidad. En el ámbito de Patrimonio, han sido los conservadores y los restauradores los primeros que, por su formación académica y necesidades profesionales, han hecho uso de bases de datos para caracterizar el estado de conservación de una obra. Cuando estos mismos profesionales se han tenido que enfrentar a una colección entera, es decir a un gran número de piezas, han necesitado idear instrumentos de documentación más ágiles y aplicables a diferentes tipos de objetos y formas de alteración.

Es así que a partir de los 90, abundan las publicaciones que aconsejan sobre los criterios a seleccionar sobre el estado de conservación. En ellas se ilustra cómo individualizar los criterios de evaluación por tipo de objetos. Muchos museos han empleado sistemas de evaluación que se limitan a establecer unas escalas excesivamente simplistas, sobre el estado de conservación de los objetos clasificándolo en bueno, regular o deficiente, sin otras consideraciones particulares. Uno de los primeros trabajos de priorización que orientó la gestión de la conservación fue el trabajo publicado en 1997, Preservation planning: guidelines for writing a long-range plan, (Ogden 1997).

A finales de los 90, las colecciones pasan a ser inspeccionadas con la finalidad de recoger sus necesidades de acondicionamiento, sus condiciones de conservación o de orientación para una intervención curativa.

De este modo se produce un salto en los procesos de identificación, sustituyendo la mera descripción del estado por la caracterización de las condiciones de conservación. Aparecía así una nueva concepción de la auditoria relacionada con la mejora del estado de conservación, que conllevaba de manera intrínseca el pronóstico. Fue un cambio de orientación que modificó el modo de inspeccionar las colecciones, englobando datos sobre su entorno más inmediato.

El salto fue cualitativo y conllevó nuevas propuestas de criterios para la evaluación y nuevas propuestas para la gestión de la prevención. Las inspecciones no se centraban únicamente sobre la piezas sino sobre los espacios y su gestión, la calidad del aire, la luz, los factores biológicos e incluso los sistemas de presentación.