El incendio, que afortunadamente no ha causado víctimas humanas, se declaró, por causas desconocidas, a las 19:30 de ayer (hora local) una vez que el Museo ya estaba cerrado al público y solo estaban en su interior los 4 guardias de seguridad. Su director, Joao Carlos Nara, ha calificado de irreparables los daños, añadiendo que no se podrán valorar todas las pérdidas hasta que los bomberos terminen su trabajo.

Gran parte del edificio principal ha quedado totalmente arrasado por las llamas que han llegado también a la reserva técnica del Museo que albergaba la mayor parte de sus obras.

El presidente brasileño, Michel Temer, afirmó en su cuenta de twitter, que es un día trágico para Brasil, poniendo de manifiesto que se han perdido doscientos años de investigación y conocimiento.

Un Museo antiguo a la espera de reformas

El pasado mes de junio, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) había firmado un contrato para apoyar la restauración del Museo Nacional, por un valor de 21, 7 millones de reales, ya que el Museo iba a iniciar las reformas precisas para su renovación y preservación, algunas de sus paredes estaban agrietadas y las conexiones eléctricas estaban al aire.

El Museo alberga más de 20 millones de artículos, muchos piezas únicas, que abordan prácticamente todos los periodos de la historia de Brasil y del mundo en general. Según el catálogo tan solo un 1% de sus objetos estaba expuesto al público. También contaba con la mayor biblioteca científica de Rio de Janeiro.

Piezas destacadas de su colección

El edificio fue fundado en 1818 por el rey Juan VI como Casa Real, después fue residencia Imperial y finalmente Museo de historia Natural.

Entre sus piezas más destacadas podemos mencionar el esqueleto de Luzia, hallado en 1975 en la cueva de Lapa Vermelha en el estado de Minas Gerais. Se trata del esqueleto humano más antiguo de América, con 11.400 años de antigüedad. Se trataba de una de las mayores atracciones del museo.

Otra de sus joyas es el meteorito Bendegó, que pesa 5.260 kg y se encontró en el estado de Bahía en 1784, es el segundo más grande del mundo con dos metros de largo y uno de ancho (con un poco de suerte, al tratarse de un objeto metálico quizás se halla salvado del fuego).

Más de 700 piezas de arqueología egipcia, la mayor colección de toda América Latina. Provenientes de la colección de antigüedades del explorador Giovanni Battista Belzoni, que excavó la necrópolis de Tebas y el Templo de Karnak y fueron llevadas a Brasil en 1826 por el comerciante Nicolás Fiengo. La colección incluía una serie de momias de pequeños animales, además de humanos.

También contaba con unas 750 piezas de arqueología clásicas (griega, etrusca y romana), la mayor colección de América Latina. Amén de uno de las colecciones paleontológicas más importantes de América con 56000 ejemplares en su mayoría fósiles de plantas y animales.