Los tebeos formaron parte de aquellos niños de treinta años a los que en su día Miliki llamó así en su disco. Muchos crecieron leyendo historietas gráficas de personajes de ficción y las horas pasaban antes de que llegaran los ordenadores y las consolas.

Hoy en día se siguen leyendo pero no tiene el valor de antes, para empezar porque muchos de sus grandes autores no están entre nosotros y también porque las tendencias cambian. Hoy, los superhéroes y el manga copan a los lectores de comics, que son un grupo más selecto, pero antes leer esas aventuras tenían un carácter más general entre los jóvenes.

Aquí algunos ejemplos de los comics más seguidos de entonces.

Tintín

Las aventuras de Tintín, dibujado por Hergé alcanzan una popularidad mundial. Historias con mucha imaginación que van sucediendo a lo largo del mundo, donde el periodista Tintín se enfrentaban a mafiosos, dictadores, piratas, y juntos aprendíamos de todo un poco gracias a sus historietas.

Además contaba con secundarios maravillosos como el Capitán Haddock, el profesor Tornasol y por supuesto su perro Milú. Las aventuras se sucedieron hasta 1976, año de la muerte de su creador.

Astérix

“Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor.

Y la vida no es fácil para las guarniciones de legionarios romanos en los reducidos campamentos de Babaorum, Aquarium, Laudanum y Petibonum...” Así empezaban siempre las aventuras de Astérix el Galo, con su inseparable Obelix, el druida Panoramix, Abraracúrcix…

Como decía un profesor de historia, una buena manera de aprenderla era mediante estos comics.

Blueberry

Las aventuras del teniente Blueberry nos llevaba de viaje por la historia del oeste americano, con un trazo más adulto que los anteriores, Giruad (Moebius) llevaba el comic a Arte con historias muy bien hilvanadas y con muchas referencias al cine, como Rio Bravo o El bueno, el feo y el malo.

Mortadelo y Filemón

Poco se puede decir de este dúo particular y de su autor Francisco Ibáñez.

Sus historias llevan entreteniéndonos durante décadas a generaciones, siendo a veces crónica de lo que está pasando como los eventos deportivos más importantes o algún suceso relevante como la corrupción en España.

Muy interesante, sin embargo, fueron las historietas que Ibáñez realizó al estilo del Cómic francés como las de tintín o Astérix, como la del Sulfato Atómico o Valor al Toro. Una experiencia que, a pesar de editar álbumes, no desarrolló tanto.