Kurt Cobain es un mito de la música Rock. Con su grupo Nirvana sacudieron los cimientos de la cultura y fueron la punta de lanza de un nuevo estilo y una estética, el grunge. La mezcla de pop y punk configuraron el sonido de una generación, la llamada generación X.

El nacimiento de un mito

Su disco Nevermind de 1991, fue un bombazo, sobre todo su canción Smell Like Teen Spirit. Cobain a la guitarra y voz, junto a Krist Novoslic al bajo y Dave Grohl a la batería, formaron el trío que fue Nirvana, la banda del momento.

La personalidad del cantante eclipsaba incluso a su música, su carácter introvertido y complicado unido a su dependencia de determinadas sustancias lo llevaron a una situación que no tuvo vuelta atrás cuando en 1994 se suicidó.

La persona murió y nació el mito. Camisetas, reediciones de discos, documentales, libros, imitadores… Su esposa de entonces, la también polémica Courtney Love, cantante del grupo Hola, ha sido la responsable de gestionar su legado de manera celosa en favor de la hija que ambos tuvieron, Frances.

Esta actualmente destaca como modelo y se espera con ansias que debute como cantante de manera oficial, dado que hasta ahora solo se ha permitido alguna grabación ocasional que ha compartido en las redes, donde tiene muchos seguidores.

La mala de la película

La revista Pikara Magazine, en su publicación online, hace una defensa de la figura de la mujer, en concreto de Courney Love, que siempre ha sido tratada como la mala de la película e incluso según un documental tendencioso, ¿Quién mató a Kurt Cobain?

instigadora de la muerte del rock star, yendo hasta el punto de acusarla de haber pagado por su causar su muerte.

A Love se le ha tenido desde el primer momento como la mujer que echó a perder a Kurt Cobain, una historia que no nos suena para nada a nueva. La “femme fatale” de turno.

En su reivindicación, el magazine revisita su figura, mostrándonosla como una mujer fuerte e independiente, que no quería ser la sombra de nadie y que se construyó a si misma, como cantante y actriz y mostrándose al público sin tabúes sexuales de ningún tipo, algo que por los 90s aún no estábamos acostumbrados a ver.

Rescata la publicación, una entrevista en la que la cantante contaba como en sus conciertos se encontraba con muchos jóvenes que imitaban el look de su exmarido, y se le acercaban con admiración por el hecho de quien había sido ella. Le llamaba tanta la atención de lo que la figura del cantante de Nirvana se había convertido, que no dejaba de pensar en lo genial que a tanta gente les parece un tipo que tan joven se suicidó, privándose de tantas cosas y que no le dio a su hija la oportunidad de conocerlo. Un culto a la muerte que no tiene mucho sentido.