Hay grados de distinción en la creación del Cine, lo vas digiriendo después de ver mucho, de quererlo y de analizar cada uno de los planos. Olvídate de vez en cuenda de lo que se dice para ver cómo evoluciona el tiempo de la película y los recursos que se han utilizado, las imágenes… Olvídate de la historia narrada y los diálogos, de los actores. Acuérdate siempre de la cinematografía- mira la acción, cuadro a cuadro, mira cómo avanza, mira su significado, los símbolos… La belleza, el silencio… la gravedad de las imágenes, los planos cortos, las nubes, las plantas, el significado de la soledad.
La fotografía (como sentido y símbolo), el cuadro, y sobre todo si sirve la siguiente imagen que vas a poner después, si aporta algo más… por ejemplo sentir o pensar o perderte. Qué bien saben hacer Cine la Europa del Este, los países que tuvieron como escuela cinematográfica la VGIK de Moscú, o la escuela de cine de Lódz (Lódz, Polonia), o en Budapest. París, otro de los templos de la elaboración del Cine. A Inglaterra o Estados Unidos vayan solo para aprender inglés… para saber de Cine no olviden lo citado. Es ironía, pero hay algo de verdad, es el cine de aroma oriental europeo una esencia de lo mejor del celuloide.
1945 es un film exquisito, un cuento con una narración cinematográfica simple y destilada, pura maestría.
Una pareja de judíos llegan a su tierra natal tras el holocausto en Hungría. El pueblo, colaboracionista con los nazis, es un nido de deudas morales. Ferenc Torok (Estanbul, 2011), el director de esta obra, hace supurar el alma repleta de oscuridad del pueblo húngaro, fiel seguidor de los edictos genocidas alemanes durante la ocupación nazi.
Las deudas pendientes son tantas, que incluso hoy Hungría sigue estando bajo la lupa, en el momento que las últimas elecciones generales dejen escapar una nuevo gobierno en coalición con la extrema derecha. Europa, de nuevo, se mira hacia sus adentros, intentando entender, porque siempre surge la serpiente en el mismo nido.
El ADN de centro Europa –Me viene a la memoria la excelente Europa de Lars von Trier- está cosido por el antisemitismo y Hungría sigue estando en el centro de Todo.
Es increíble como Torok utiliza el paseo digno y majestuoso de dos judíos, un patriarca y su joven primigenio, por las tierras de ese pueblo de cuentas pendientes, asesinatos y deportaciones para reventar las costuras de todo un país en el siglo XXI. Con que sutilidad, con que belleza y con el ferrocarril sempiterno como recurso cinematográfica, máquina del tiempo, el de la película y el de la propia Europa.