Un film sin mayores pretensiones que una comedia de paso por la vida, con ironía... Para ello, los autores debían encontrar el espacio o más bien el momento vital donde todo aflore con cierta estridencia, o más bien exageración. El evento crucial, el instante pomposo –en un contexto que siempre me pareció cercano patetismo por el objetivo de sus pretensiones, la bodas- de alguna manera deja fluir la verdadera esencia de lo que somos en el momento que tenemos un par de copas de más, seres habidos en busca de la felicidad, rompiendo los corsés de nuestro roll –en este caso el traje para tal ocasión- ...

esto último muy francés, o más bien muy de las sociedades avanzadas donde el individuo tiene trajes para todo.

El momento propicio por tanto es una boda, de postín, organizada en un Château, donde todo debe salir a la perfección, lindo, con estilo, entrañable... único. Todo en busca de la felicidad, es el momento de plenitud y el cuadro tiene que ser recordado con el marco de la foto. Y claro, todo tiene que estar preparado, el evento tiene que funcionar como un reloj suizo. La maquinaria de la felicidad necesita de un montón de peones, de comensales... de entrantes... primer, segundo plato... vinos... Un cantante que sea bueno y funcione para todo. Hay un artificio aéreo, incluso una epifanía.

Y todo eso se consigue... cuando todo se va al traste, o más bien se rompe el guión, es decir el corsé. Al igual que la propia vida el film, sin más pretensiones, aflora el sentido de que los sentimientos y las pulsiones liberadas hacen que las cosas salen mejor. Cada uno como es, sin ataduras que aprieten... Dicho esto, el film es una comedia coral con actores reconocidos del panorama francés como Jean-Pierre Braci o Gilles Lellouche más nuevas hordas de comediantes como es el caso de Vincent Macaigne.

El film no propone más que pasar una hora y media de comedia acumulativa, con momentos que consiguen incluso la carcajada. La sesión te conforta con un tiempo afable, y una noche de buen rollo, con una sonrisa en la boca. No es una gran película pero consigue efectos redentores en el ánimo.