Coincidiendo con el 40º aniversario del estreno de la primera película (dirigida por George Lucas y estrenada en 1977), se ha estrenado recientemente en cines la última, que lleva por subtítulo Los últimos jedi.

¿Qué tiene esta saga que engancha tanto?

Eran finales de los '70 cuando las salas de Cine de todo el mundo se enfrentaban a una gran apuesta: ciencia ficción como hasta entonces no se había visto. George Lucas se coronó al crear el guión y la ambientación para cine del Universo expandido de Star Wars bajo su productora Lucasfilm.

Tan implicado estaba el director que décadas después hizo un cameo en el Episodio III: La venganza de los Shit, encarnando a N.Papanoida, un barón pantorano y presidente directivo de Pantora durante las Guerras clónicas y durante los últimos días de la República galáctica.

Muchos la tachan de "telenovela galáctica" y no es para menos, debido a los entresijos familiares, como por los numerosos personajes que protagonizan cada episodio, contando con los que mueren o aparecen de la nada, captando más aún el interés de los espectadores.

Los trucos que hacen que funcione

Tanto es así que a día de hoy, desde que el Episodio VIII se estrenó a mediados del diciembre del pasado año, lleva recaudados 1,222 millones de dólares. La culpa la tienen:

Los seres de otros planetas son clave fundamental para que, mecanizados o digitales, causen sensación. En un mismo decorado se pueden ver decenas de alienígenas de diferentes tamaños, colores, formas, emitiendo sonidos y movimientos muy característicos.

El emblemático ejemplo son los aclamados Ewoks, con esa carita de oso de peluche, aunque con un gran genio y que siguen perdurando en las estanterías de tiendas de juguetes y de disfraces. Todos hemos crecido con Yoda, ya sea imitando su forma de hablar o meditando sus razonamientos. Interminable la lista de los personajes que recordamos con simpatía.

Las espadas láser, fácilmente identificadas como icono de Star Wars, son el juguete que más de uno ha soñado tener y que algún treintañero o cuarentón esconde en su pequeño rincón friki. Capaces de cortar una roca por la mitad, estas armas siguen fascinando cuando en una escena en la que se atisba acción, se encienden: una alargada luz que emite un grave zumbido.

Blandida en el aire, ese sonido se vuelve eléctrico. Y ya, cuando choca con otra, ¡chan!, los pelos de punta tras el relampagueante contacto.

Las luchas de esgrima escénica son de las más trabajadas en la historia del cine, desde que Scaramouche (George Sidney, 1952) reconocida por sus luchas de espadas más creíbles del pasado siglo

Pasando por Yojimbo (Akira Kurosawa, 1961) con sus crudas y realistas disputas entre samurais

Sin obviar La princesa prometida (Rob Reiner, 1987) fiel a la esgrima más clásica acompañada de acrobacias, se ha de reconocer que las peleas con armas láser, tanto las de la década de los '70 como las del último estreno, están muy elaboradas y ensayadas, sumergiendo al espectador en batallas faltas de aire y de parpadeo.

Las maquetas de las naves espaciales, cuidadas al detalle, haciéndonos creer que son máquinas inmensas pendidas de las estrellas; sus brillantes pasillos interiores, con esas compuertas entre salas que se abren de una manera muy peculiar. No son menos las "naves monovolumen", pilotadas a gran velocidad, sorteando disparos, colándose como ratones por los conductos de cruceros enemigos, generan tensión y aplauso en sus fans.

C3-PO, R2-D2, BB-8 y muchos más robots secundarios, humanizados en su verborrea, en su comprensión a sus amos, replicadores empáticos y con una línea muy cuidada en sus diseños, provocan sonrisa y tristeza cuando tienen vivencias paralelas a las de sus superiores.

Diálogos cargados de drama profundo, aunque con el paso de los años cada vez se ven más envueltos de comicidad, quitando hierro a los momentos más oscuros.

Estos aspectos hacen que los niños de los '70, en pleno siglo XXI sigan disfrutando en plena reminiscencia, transmitiendo a sus hijos el legado de esta fantasía estelar.

Adeptos Vs. Detractores

O amas Star Wars o lo odias. Pocos son los que están en un punto intermedio. Cierto es que entre los propios adeptos los ha habido muy críticos con el director de tal o cual episodio, pero ahí siguen ellos, fieles a la saga y tachando los días en el calendario entre la proyección de una de las películas y el estreno de la siguiente.

Y tú, ¿de quién eres?