El blog sobre historia Ad Absurdum nos cuenta los horrores de la medicina medieval europea. ¡Tenemos suerte de vivir en la época que vivimos! Este tema siempre ha llamado la atención de los médicos y de los historiadores aunque la verdad es que a veces vale más no profundizar en algunos hechos a menos que tengas buen aguante con las cosas grotescas, cosa que trataremos en este artículo así que, ¡estás avisado!

En la Edad Media se desarrolla una medicina que está entre la ciencia de la curación y la tortura ya que no son pocas las situaciones en las que a uno se le revuelve el estómago pensando el sufrimiento que tuvo que pasar el paciente.

Una historia curiosa sobre la medicina medieval

Ad Absurdum cuenta una historia muy curiosa de la Siria del siglo XII cuando había choques culturales entre los cruzados europeos y la población nativa oriental. Como protagonista escogen a un médico sirio pero que procesa la religión cristiana. Su nombre es Thabet.

Este médico era siervo del emir Shayzar que era vasallo de un señor cruzado con mucho poder que era francés.

Este señor de Francia pide a Shayzar que le envíe un médico (de los buenos) para ver si puede tratar a dos de sus siervos porque estaban muy enfermos. Dicho esto, Thabet (sin opciones) se encaminó hacia tierras extranjeras.

Los dos pacientes de Thabet: la medicina oriental contra la medicina medieval europea

El primer paciente es un caballero que tiene una acumulación de pus en una pierna lo que le está acarreando serios problemas. Thabet como tratamiento le aplica una serie de cataplasmas sobre el bulto tumoroso que se la había formado. De esta manera, la infección terminó abriendo y así salió todo el pus que estaba empeorando la situación. Esto permitió que la herida cicatrizara.

El segundo paciente es una mujer que tiene un deterioro físico importante debido al gran problema de peso que tiene.

Como tratamiento le ofrece una dieta formada en base a comidas ligeras y refrescantes para que pueda depurar el organismo.

La tortura como método infalible en la medicina medieval europea

Todo podría haber ido como rosas si no hubiese llegado un médico europeo. Los pacientes estaban recuperados con las buenas directrices de Thabet pero llegó el médico europeo y se fastidió la cosa.

Examinó a los enfermos y su diagnóstico fue que Thabet no sabía tratarlos. Es entonces cuando el final terrible se desencadena. Al primero que ya tenía bien la pierna le dijo que si prefería morir con las dos piernas o vivir con una.

Obviamente el caballero que estaba asustado por la intromisión de este nuevo médico respondió que prefería vivir con una pierna a morir con dos.

Entonces ordenó que viniese un joven fuerte con un hacha afilada. El mozo dio un buen hachazo a la pierna pero tuvo que dar una segunda vez porque la pierna no se cortó del todo. Está claro cuál fue el resultado: el caballero murió.

Con la segunda paciente llegó a la conclusión de que tenía un demonio en la cabeza por lo que la solución, según el médico, fue que debían cortarle el pelo. También le dijo que debía tomar una dieta rica en ajo y mostaza lo que hizo que su salud empeorara. Al ver que no había buenos resultados, sacó otra conclusión diciendo que tenía el diablo metido en el cerebro.

Ante esto, con una cuchilla de barbero, le cortó una cruz en la cabeza y le sacó el cerebro. Lo sacó y lo frotó con sal. Obviamente, la mujer murió. Después de eso, Thabet quedó tan impresionado que concluyó su estancia con una reflexión: ya había presenciado lo suficiente la medicina de los cruzados.