Esta Exposición, que durará hasta el 17 de junio de 2018, recoge en 2.500 metros cuadrados, más de 600 objetos originales pertenecientes a las personas que permanecieron encerradas en los barracones de aquel lugar. Organizada por Musealia, en colaboración con el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau, es la primera exposición itinerante sobre el tema que se estrena en Madrid y recorrerá 14 ciudades más: 7 en Europa y 7 en Norte América durante los 7 años siguientes.

Es una exposición que tiene la intención de retratar la realidad de manera rigurosa además de mostrar el valor humano, el sufrimiento y el horror del mayor campo de exterminio de la historia.

Ha sido diseñada por un gran equipo de historiadores y expertos con la misión de que no olvidemos. Con su lema ‘No hace mucho. No muy lejos’ pretende recordarnos a todos, de una manera práctica, que la historia no se puede volver a repetir.

Los visitantes tienen la oportunidad de ver de cerca los objetos, cedidos por más de 20 instituciones de orden internacional, que han sido sometidos a un largo y delicado proceso de restauración. En un primer momento se puede observar uno de los vagones en los que se transportaban a las miles de personas que, por desgracia, acabaron allí. Dando un paseo por la exposición encontramos objetos escalofriantes que te transportan al lugar más triste del mundo; gafas, maletas, cacerolas, brochas de afeitar son algunos de los efectos personales de las más de un millón cien mil personas que fueron terriblemente asesinadas en Auschwitz.

Asimismo, destaca un barracón original procedente de Auschwitz III; Monowitz, una valla electrificada que rodeaba el lugar y la camilla y el instrumental utilizados por el Doctor Josef Mengele en sus experimentos. Estos objetos ilustran las diferentes vidas que pasaron por Auschwitz, un campo de concentración considerado el principal de todos los que existieron durante el régimen nazi de Hitler.

La célebre cita de George Santayana, ‘Aquellos que no recuerdan el pasado está condenados a repetirlo’, abre las puertas del Centro de Exposiciones Arte Canal. La muestra nos grita ‘está prohibido olvidar’ y, a través de ella, los espectadores pueden observar el horror, la locura y el rechazo que sintieron los miles de judíos que tuvieron que soportar las atrocidades a los que les sometían los alemanes.

La exposición Auschwitz: el Museo del Horror

El campo de concentración de Auschwitz se ha convertido en un símbolo del Holocausto. Construido en 1940 y hasta 1945 este lugar se convirtió en uno de los símbolos de la II Guerra Mundial, del oído y la intolerancia. El motivo de la apertura fue el grandísimo número de polacos arrestados por la policía alemana y su hacinamiento en las cárceles. El espacio se quedaba pequeño, así nació Auschwitz. Los siguientes años después de su inauguración fue ampliándose; el emplazamiento del campo era perfecto, por sus buenas conexiones y por su situación geográfica, así que las autoridades alemanas ampliaron el campo a gran escala.

Este campo tenía la función de acoger, en un principio, a gente considerada altamente peligrosa: miembros de la élite del pueblo polaco, sus dirigentes políticos, sociales y religiosos y representantes de la intelectualidad.

Al final, Auschwitz se convirtió en el principal campo de concentración donde enviaban a judíos, polacos, gitanos, prisioneros soviéticos de guerra. A partir de 1942 el campo se convirtió en el centro de exterminio masivo de judíos europeos. Todos ellos murieron por ser judíos, independientemente de la edad, el sexo, la profesión o la nacionalidad. La crueldad y el horror empapaba las paredes de aquel sitio y los alemanes no dudaban en continuar con aquella infamia.

El museo fue fundado en 1947 y en 1979 se convirtió en Patrimonio de la Humanidad. Allí, en Auschwitz, podemos encontrar más que un museo; es arte de lo que un día fue vida y ahora solo recuerdos. Esta exposición nos posibilita, al menos, mirar de cerca, palpar con los ojos y poder profundizar en la historia de la Alemania nazi.

Auschwitz: ‘No hace mucho. No muy lejos.’

El Holocausto fue uno de los episodios más oscuros de la historia reciente y esta exposición y los objetos que la conforman nos hablan de la cruda realidad que vivieron los 1.100.000 presos que lo habitaban y de los cuales únicamente sobrevivieron 7.000. ‘Comprender es imposible; recordar es necesario’, dijo Primo Levi, superviviente del campo, y con toda la razón. Es inexplicable lo que podemos encontrar en esta tremenda exposición. Los sentimientos afloran en cada esquina, la tristeza y el horror inundan cada objeto y las paredes están impregnadas de incomprensión y dolor.

La controversia de la exposición

Desde que empezó la promoción de la exposición los organizadores comenzaron a recibir amenazas antisemitas y negacionistas a través de las redes sociales.

Los mensajes recibidos son preocupantes y han puesto los hechos en conocimiento del Centro de Coordinación de Información sobre Radicalización dependiente de la Secretaría de Estado de Interior y a los directivos de las redes de Twitter y Facebook.

‘Estábamos preparados para todo tipo de mensajes, pero no me imaginaba que iban a ser tantos’, afirma la responsable de prensa de la empresa que organiza la exposición, Iciar Palacios. Desde el comienzo de la organización el Museo Estatal de Auschwitz les advirtió de que esto podía pasar y les aconsejaron que nunca respondiesen; que denunciasen los hechos y bloqueasen a los responsables.

‘Ahora el antisemitismo está en Internet, pero los mensajes son muy parecidos a los que circulaban en los años treinta’, explica Iciar Palacios.

Esto sucede en el peor momento, ya que, en Europa, en concreto en Polonia, se convocó una manifestación protagonizada por partidarios e integrantes de movimientos ultraderecha, que marcharon por las principales calles de la ciudad pidiendo la ‘pureza racial’.

No se pierdan la exposición

Esta exposición única e irrepetible estará en Madrid hasta el 17 de junio del próximo año y de ella podemos aprender y concienciarnos sobre los hechos del pasado, sobre lo que hicimos y no debemos volver a repetir.