Otro intento para impulsar la cultura en la capital, un hecho bien recibido por todos, ya que pretende impulsar un turismo basado en las visitas culturales y, por tanto, en potenciales visitantes respetuosos con la ciudad, la cual es la meta de sus vacaciones. Cuando vea la luz en enero de 2020 -lo más probable- será otro gran centro atractivo para la oferta cultural madrileña, junto al Museo del Prado, el Museo Reina Sofía, el Palacio Real etc.

Estará situado en los jardines del Campo del Moro, junto a la Catedral de la Almudena y al Palacio Real.

En su realización se llevaron a cabo prospecciones arqueológicas previas, ya que se presuponía la existencia en esa zona de vestigios, como parte de la muralla árabe de la ciudad que se descubrió poco después de hacer las catas.

Premio ex-aequo de Arquitectura Española 2017

Recibido junto con el Palacio de Congresos y el Hotel Palma de Mallorca. Este premio es otorgado cada dos años por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España a obras que destacan, como reza en su página oficial por su singularidad Arquitectónica, su aportación innovadora y su paradigmática calidad construida.

En palabras del jurado que deliberó la decisión del premio: ante la dificultad de una intervención contemporánea en un contexto histórico como el conjunto del Palacio Real de Madrid y el propósito de acometer un ejercicio arquitectónico que resuelva la dificultad topográfica y paisajística de la cornisa oeste de la ciudad, el Museo de las Colecciones Reales es capaz de asumir una confluencia masiva de visitantes y reforzar las conexiones peatonales a través de una solución sólida y coherente.

Premio FAD de arquitectura

Otorgado en su 59 edición por los siguientes motivos: por resolver con maestría una arquitectura atemporal y sobria, de factura precisa y emocionante. El proyecto resuelve con elegancia una condición múltiple: proveer de un espacio dedicado a la exposición de obras de grandes dimensiones de las Colecciones Reales; involucrar el presente en la serie histórica de ampliaciones del Palacio Real, y construir un basamento de escala urbana bajo la ciudad de Madrid visto desde su acceso suroeste. El resultado es una arquitectura monumental y sobria que, con la ausencia de lirismo, ofrece una espacialidad rotunda, libre de detalles, de factura precia y emocionante. Esta arquitectura no puede ser evaluada exclusivamente en relación con su presente, sino que pertenece a una familia de obras qe se encargan de conservar el flujo de la historia y fijar una imagen de su tiempo.

¿Qué nos vamos a encontrar?

Como se puede apreciar en la página oficial del Patrimonio Nacional la disposición de las salas va a estar organizada a través de un eje histórico que muestre al visitante la historia de las piezas:

- Primera planta: exposición permanente dedicada a la Casa de Austria, junto a una introducción a los reinos medievales y la Casa de Tratámara.

-Segunda planta: colecciones de los diversos monarcas de la Casa de Borbón.

-Tercera planta: situada al nivel del Campo del Moro, permitirá el acceso directo desde el Museo a los jardines, será un espacio destinado a exposiciones temporales y al despliegue de piezas de las Colecciones Reales que se encuentran bajo el control del Patrimonio Nacional.

Todo ello junto con la muestra de carruajes reales.

El contenido del Museo refleja que se quiere poner al servicio de los ciudadanos muchas de las piezas del Patrimonio Nacional -es decir, que todos y todas podamos disfrutar de su contemplación y aprendamos algo más de la historia de nuestro país-, tender un puente que una todos los Palacios, Monasterios, Conventos Reales y otros edificios que formen parte de la Institución.

Reflexión

En una situación de crisis como la que se está viviendo ahora, que aún destinen una partida presupuestaria para fomentar las instituciones museísticas es todo un milagro, es una noticia que sorprende y que llama al optimismo, pues la cultura ha ido recibiendo duros golpes en los últimos 10 años -por no decir más-.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que no solo hay que construir museos y "venderlos" como una oferta de ocio más en la extensa lista de opciones que ofrece la capital, sino que hay que inculcar una serie de valores, hay que demostrar a la población que al museo se acude a aprender y no solo a pasar el rato: porque vayas al museo ya no te hace ser una persona más culta, eso se producirá si algo has conseguido aprender del mismo. Por ello, habrá que esperar para ver cómo se ha decidido plantear el discurso museístico, cómo han pensado en llegar al espectador y convertirlo en un asiduo de estos centros de ocio.

Espero que poco a poco desaparezca la idea del museo como una opción de ocio centrado el la parte de la sociedad más culta y que pueda llegar a todos los estratos, que sea un centro de reunión para todos los conocimientos y que no se tenga miedo a acudir a su llamada, pues sabemos que nos aportará mucho más que valiosa información.