Miguel Servet o también llamado Miguel de Villanueva, nació alrededor del 1510 en Villanueva de Sigena (Huesca, Aragón) y falleció en el 1553 en Ginebra. Fue un científico, médico y teólogo español. Fue participante de la Reforma Protestante y escribió una cristología contraria a la Trinidad, lo que hizo que fuera repudiado por los católicos y protestantes.
Los precedentes a la condena
Servet había estado en París para luego llegar a Lyon con la nueva identidad de Michel de Villeneuve, nacido supuestamente en Tudela en Navarra. De esta manera, podría intentar evitar a la Inquisición.
Trabajó para una imprenta, primero como corrector en período de pruebas pero finalmente le encargaron la publicación y anotación de Geografía en 1535, realizado por Claudio Ptolomeo. Cuando estuvo en Lyon, conoció a Symphorien Champier, un médico que le introdujo a la disciplina y le animó a que la estudiase. Es por eso que termina yéndose a París.
Su estancia en la universidad
En 1537 se matriculó en la Universidad de París para estudiarla. Allí conoció a futuros grandes médicos de su tiempo. Terminó por ser profesor de universidad enseñando matemáticas y medicina pero terminó por irse debido a que realizó un curso de astrología en el que expuso sus teorías sobre la defensa de la influencia de las estrellas en los eventos futuros.
Esto, junto con la descripción de jarabes para administras los remedios de la época, hizo que la directiva universitaria no lo tomase bien.
Una vez se fue, estuvo en varias ciudades francesas hasta llegar a Lyon, donde se encontró con el arzobispo de Viena del Delfinado, llamado Pedro Palmier, al que ya conocía de su estancia en París.
Afortunadamente, el arzobispo lo contrató como su médico personal en el 1541.
Su condena por la Inquisición
Un reformista protestante, Juan Calvino, lo acusó de herejía, aunque él también fue repudiado por la Iglesia Católica. La condena por la hoguera fue realizada a extramuros de Ginebra, en Champel, y fue quemado junto a sus libros.
Fue condenado por su concepción de la Santísima Trinidad. A esta la comparaba con el conocido Cerbero, el ser mitológico de tres cabezas que guarda el Inframundo. De entre las herejías por la que lo condenaron, estaba su oposición al bautismo infantil, ya que creía que debía ser un acto de adultos, con plena consciencia y madurez. Le mandaron que negase su doctrina pero este no quiso renegar de ella.