Darren Aronofsky no es un director al uso. Sus películas desde Réquiem Por un Sueño hasta Cisne Negro te someten a examen a la hora de calibrarlas. No son películas para ir desgranándolas conforme se van desarrollando, sino que tienes o debes esperar hasta el final para sacar tus propias conclusiones que posiblemente no coincidan con la de la persona que tienes al lado.

Tras pasar por el festival de Venecia en la sección oficial de largometrajes a concurso, llega a los cines. Bueno, en realidad lleva unas semanas ya, pero es ahora cuando tengo la ocasión de hablar sobre esta película cuyo principal atractivo no son solo sus protagonistas sino el talento del director, porque sabes que vas a ir al cine a ver algo mínimamente diferente.

Jennifer Lawrence es la protagonista de la cinta (aún se usa este término), una mujer que vive en una mansión alejada de la ciudad, junto a su marido, Javier Bardem, un poeta en crisis que no consigue salir de su sequía creativa cuando llegan a la casa personajes a los que su marido acoge con una desmedida hospitalidad. La actitud con los invitados la confunde y estresa aún más, conforme se van sucediendo los acontecimientos.

Los dos actores principales, que sobra decir que están impecables, sobre todo mi admirado Javier Bardem, son secundados por Ed Harris o Michelle Pfeiffer dándole más categoría aún a la película. Sin querer avanzar o destripar la película solo comentar…bueno, mejor no digo nada.

Si podéis la veis y ya comentáis que os parece.

Críticas

La película ha recibido críticas variadas con calificativos de provocadora, visceral e irritable para el espectador (según Luis Martínez, del Mundo); una película que plantean varias reflexiones pero que al final no queda nada (Tommaso Koch, El País). Todo avasallador, orientado a proporcionar al espectador una experiencia subjetiva (Jordi Costa, El País), endeble e irracional, catarata de acontecimientos sin sentido (Salvador Llopart, La Vanguardia), entre muchas otras.

Ya, valorando aspectos técnicos destacaría y valoro la dirección artística y el montaje, sobre todo en la parte final de la película. Son detalles a valorar y con ganas de volver a ver una y otra vez dicha parte para hacer tanto un análisis técnico y narrativo del filme de una manera más detenida.

Aún se puede ver en cines, si vives en Barcelona puedes ir a mis queridos Renoir Floridablanca y pasar unas entretenidas y perturbadoras dos horas de la mano de Darren Aronosfky.

Pd: Si vas al Cine con ganas de comer patatas fritas o palomitas, déjalas para cuando haya sonido o música y así el ruido que hagas con la boca al masticar o con la bolsa al abrir o rebuscar apasionadamente esa patata en el fondo se camufle con la banda sonora de la película en lugar de hacerlo cuando no haya sonido y la tensión del silencio que el director y editor han creado a posta para que el espectador esté atento y tenso sea interrumpida por tu gula apasionada e incontrolada. De nada.