Qué duda cabe que nadie debatiría si decimos que la Gran Pirámide de Gizeh, ordenada construir por el faraón Keops de la IV dinastía, es una verdadera obra maestra de la antigüedad. El título de “maravilla” lo tiene bien merecido.

En muchos aspectos, tal es la precisión que utilizaron al construirla, que a día de hoy cualquier intento de replica ha terminado irremediablemente en estrepitoso fracaso.

Los archivos históricos apuntan que fue poco antes del 2500 a. C. la fecha de su levantamiento, en el Imperio Antiguo.

Tiende a desconcertar a todo tipo de visitantes, tanto a arqueólogos como otros científicos, turistas, viajeros e incluso astrónomos. He aquí alguna de las razones:

  • Se cree que la pirámide está conformada por más de 2.300.000 bloques de piedra (mayormente de caliza) cuyo peso oscila entre 2 y 30 toneladas. Gaspard Monge, gran matemático que acompañó a Napoleón por egipto durante su campaña militar, aseguró que poseía suficiente piedra para erigir un muro alrededor de toda Francia de más de 3 metros de altura y 30 centímetros de espesor.
  • Junto a las otras grandes pirámides de la misma meseta, Kefrén y Micerinos, forma un conjunto que imita la posición de las tres estrellas del cinturón de Orión; el símbolo de Osiris, uno de sus dioses más importantes y con el que se identificaba el faraón a la hora de acceder al Más Allá.
  • La temperatura en su interior es constante, de 20 grados Celsius. Curiosamente la temperatura media del planeta Tierra.
  • Sus cuatro caras están ligeramente cóncavas, formando una subdivisión en el centro, casi podríamos decir que tiene 8 en vez de 4. De hecho se trata de la única pirámide que se ha construido de esta forma.
  • No es la más antigua pero sí la más grande de todas. Su altura asciende a 146 metros. Los arqueólogos se enorgullecen de que fue la estructura más alta del mundo jamás levantada durante unos 3800 años aproximadamente, hasta que apareció en escena la torre Eiffel.
  • Las proporciones de la pirámide de Keops guardan la relación del número Pi y también de la proporción Aurea Phi. Oficialmente no está reconocido que los antiguos egipcios dominaran el número pi, todavía pasaría mucho tiempo hasta su descubrimiento. No han sido pocos los detractores y defensores de esta hipótesis pero ni unos ni otros han dado con la prueba definitiva, no se sabe a ciencia cierta si los constructores trabajaron con el número pi o este está presente por casualidad.
  • Originalmente tenía un especial revestimiento de bloques muy pulidos capaces de reflejar la luz del Sol, haciéndola brillar de esta forma como una joya en la distancia