“La transición entre viajero vocacional y viajero profesional no es nunca precisa ni instantánea”, afirma el escritor y fotógrafo de Viajes, Jordi Canal-Soler. Asegura que se trata de un “cambio” progresivo que se fragua “a medida se empieza a monetizar” aquello que se hace en el entorno de los viajes. Cita algún ejemplo, entre ellos, explica que lo normal es empezar “vendiendo un artículo, o unas fotos, cuando entonces uno piensa caray, ¿y si pudiera vivir de esto?”; es, a partir de este momento, cuando “se buscan otras posibilidades de negocio” como cursos, charlas o conferencias.
“Vivir del viaje es muy difícil”, precisa Jordi Canal-Soler y, en este sentido, el viajero señala que “hay que hacer diversas actividades”. “Yo me he especializado en artículos para revistas de viaje, donde además del texto también se necesitan fotografías, pero a la vez doy charlas y conferencias, participo en programas de radio y televisión, escribo libros, doy cursos y hago de guía profesional”.
Canal-Soler comenta que la decisión de dedicar su vida profesional a viajar es resultado de su “insaciable curiosidad por saber cómo son los rincones más lejanos del mundo”. Además, el escritor aclara que “como no podría estar todo el tiempo de vacaciones para ir a todos esos lugares con los que he soñado alguna vez, entonces lo mejor es poder ir a visitarlos como profesional, aunando el trabajo con el placer”.
Según el escritor, a pesar de convertir el placer en rutina, confiesa que esta actividad no “pierde encanto”. Así puntualiza que cuando se hace “con pasión el trabajo se convierte en placer siempre”. “Puedo ir a dormir tarde preparando un artículo, revelando unas fotos o preparando una conferencia, pero el resultado final compensa todo ese cansancio y tiempo invertido”, señala.
Describe esta experiencia indicando que cuando viaja por trabajo a menudo se aloja en hoteles de categoría superior o viaja en primera clase “por cuenta del cliente y eso es algo que yo nunca podía asumir cuando viajaba por placer”, explica.
“Un día de trabajo”- apunta el escritor- “se distingue por su duración. “Es mucho más largo.
Normalmente me levanto antes que el sol, para poder hacer algunas fotos de la salida del sol”, indica. Tras la sesión de fotografía la agenda de Canal- Soler pasa por visitar lo que esté previsto en la ruta para el día pero “dándome tiempo para hablar con la gente del lugar, relacionándome sin prisas para poder experimentar su propio día a día, y termino, habiendo fotografiado la puesta de sol, escribiendo en mi habitación, ya sea algún artículo pendiente o mi propio diario de viaje”.
La maleta
El viajero experto explica lo que lleva en la maleta. Así comenta que siempre hay “cosas útiles y que no pesen demasiado como una navaja multiusos, una libreta de viaje y unos tapones para los oídos que nunca faltan“ en su maleta.
“Después mi equipo de fotografía y el ordenador portátil, que me sirve tanto para revelar fotos como para escribir”, recalca. Por otra parte, asegura que nunca se llevaría a un viaje “ni prejuicios ni prisas. Hay que viajar con tiempo y con los ojos y la mente abiertos”.
La elección del destino, para Jordi Canal-Soler, está en relación con sus intereses así apunta que siempre busca que “el destino tenga algo que me atraiga o sea algún lugar específico que quiera ver y que valga la pena”. Sin embargo, otras veces ocurre que “los destinos me eligen a mí ya sea por invitación de las oficinas de turismo, alguna revista o clientes en destino”. “Me dejo llevar”, aclara.
Por otra parte, este viajero experto señala que antes de organizar un viaje “siempre" tiene en cuenta la época del año para intentar relacionar el viaje "con el tipo de cultivo mayoritario, el tipo de paisaje con que me encontraré o las fiestas más características”.