Imaginamos por un momento que nuestro rey, en aquel viaje precipitado a África en busca de elefantes u otra cosa, no pudiera volver por culpa de un inusitado volcán que no permite el vuelo de retorno. En esa afrenta del destino el monarca y su séquito tiene que volver a su reino atravesando el Sáhara sobre un camello, o caravana de inmigrantes. Esto que parece absurdo aconteció en la piel del primer ministro Estonio que por culpa del volcán –de nombre impronunciable- que erupcionó en Islandia no pudo tomar avión a su país y el retorno lo llevo a cabo en un minibus.

El film belga está repleto de maravillosos encuentros y reflexiones que hacen convertir al monarca Nicolas III, en todo un ciudadano de a pié. Este falso documental de ficción o mokdocumental , tiene en varios referentes, diríamos que felinianos como Clown o Roma, una honda inspiración en la reconstrucción del género. La película por tanto comienza muy bien y se podría desarrollar más en ese estatus, pero bien es cierto, que la comedia tiene en la paradoja de la historia un campo abonado para hacer política ficción o republicanismo ficción –democracia al fin y al cabo- para todos aquellos, como los belgas, que ven en sus representantes divinos unos personajes un tanto absurdos y astracanes. Nosotros, los españoles, no tenemos porque darnos por aludidos, por supuesto.