Ayer comenzó la feria, ese mar de libros, la fiesta de la palabra de aquí. Muchos son los números, cifras y actividades que mueve el evento. Pero más allá de la estadística, este año la Feria invita a Portugal y su rica literatura. Por aquí pasará una gran representación de la Literatura, el pensamiento y las Artes del país vecino, o el nuestro propio desde la hondas raíces del Iberismo que compartimos. Durante estos próximos días podremos encontrar a figuras como Antonio Lobo Antunes, Jose Luis Pexoto, Gonçalo M. Tavares, o Nuno Júdice; también cineastas como el caso de Rita Acevedo, un ciclo suyo lo proyecta la Filmoteca de Madrid durante este mes y todo Junio.

Ayer fue el nonagenario filósofo portugués Eduardo Lourenço, una de los pensadores más relevantes europeos, el que dio la bienvenida a conocer Portugal y sus letras, y del valor del pensamiento e imaginario portugués, una puerta abierta a la añoranza activa, la gran identidad y aporte al pensamiento, o más bien a la imaginación evocativa: la saudade. La presencia siempre de una ausencia, de un fantasma lejano pero activo. Un estado de contemplación o espera, que se desarrolla de un mito viviente, el sebastianismo. Una leyenda antigua que ha evolucionado a través de una poderosa literatura de la contemplación y a una poesía filosófica muy rica. Son muchos los escritores que supieron profundizar en este espíritu: Fernando Pessoa, Guerra Junqueiro, Queiroz, Antero de Quental...

el historiador Olveira Martins. Estos últimos –Pessoa no tenía un pensamiento muy iberista- fueron grandes pensadores del Iberismo, en una época, el final del XIX y principios del XX donde el pensamiento de una patria ibérica unida (desde lo cultural pero también política y territorial con el advenimiento de las Repúblicas) se desarrolló a ambos lados del Guadiana.

Hoy en día ese espíritu aún mantiene una buena salud, hay una corriente de pensamiento que torna con esa idea de país.

Eduardo Lourenço abrió la Feria portuguesa desde una reflexión con la contemporaneidad y un alegato hacia un nuevo humanismo. Después de Hiroshima y de Auschwitz, comentó el filosofó portugués, el destino cambió de tener una esperanza de rostro humano a una existencia vacía en un espacio de “horror puro e invisible”.

El creador del O Laberinto da saudade, opinó que debíamos contribuir a crear una nueva imagen de nosotros mismos... “Ni bárbaros, ni griegos, ni paganos, ni cristianos, ni hijos de la razón, ni íntimos de las tinieblas...” Lourenço identificó un nuevo pensamiento para del tercer milenio que volviera a reedificar una idea del humanismo, un nuevo tiempo de renacimiento.

Ya gritar ni Dios ni amo no sorprende ni escandaliza a nadie, llegamos al mundo con esa vacuna y con la muerte del todo poderoso, y también de Nieztche. Si acaso nos sorprenden en nuestra siesta existencial las luces y sombras que el monitor del televisor o los estruendos de los sonidos de un video juego. El discurso de Eduardo Lourenço remarcaba la idea de la regeneración, pero nos dejaba una última idea, un tanto oscura y tenebrosa...

“Las propias víctimas sueñan con estas Las Vegas planetaria que las deja menos solas en sus infiernos, sin otros Dante que los fotógrafos”. Su afán europeísta también se subrayó en esta bienvenida, el filosofó argumento que el fin de la Historia, según las pautas del economista Fukuyama no debe escandalizarnos y que es el nuevo paradigma europeo, Europa, quién debe, de nuevo, aprender a vivir y guiar en un mundo que, parece no responde a la voluntad del poderío europeo. Europa debe rehacerse en un tiempo anti europeo, pero que necesita de los valores del continente para reconstruir un nuevo horizonte.

Información básica de la Feria: el lugar: el paseo de carruajes (de coches) del Parque del Retiro, abierto desde las 11 hasta las 9:30 de la noche. La entrada es gratuita.